All posts tagged: escritores

Morir es un arte

La mañana del 11 de febrero de 1963, se levantó temprano. Aquel había sido uno de los inviernos londinenses más crudos y el frío sólo había servido para aumentar su depresión. Sus dos hijos dormían. Previendo que al levantarse tendrían hambre, fue hasta la cocina, sirvió un par de vasos con leche, preparó algo de pan con mantequilla y colocó los alimentos en el cuarto de los niños, sin hacer el menor ruido. Luego fue por toallas, todas las que pudo encontrar, y las mojó. Con ellas tapó la ranura inferior de la puerta, para aislar totalmente el cuarto de los pequeños. Revisó por última vez la nota que dejó sobre una mesa, dirigida a Trevor Thomas, el vecino que vivía en el apartamento debajo del suyo. En la carta estaba anotado el nombre y el teléfono de su doctor.

Imagen de Louis-Ferdinand Céline, de pie junto a un librero.

Los creadores malditos

Este año se conmemoran 50 años del fallecimiento del pintor español Pablo Picasso. El aniversario, que será observado con exposiciones en diversas ciudades del mundo, pone de nuevo sobre la mesa de discusión el siempre espinoso tema de cómo relacionarnos con la obra de artistas cuya calidad humana deja mucho que desear. Son muy conocidas las historias de cómo Picasso maltrató a las múltiples mujeres con las que se relacionó. Pese a ello, las exposiciones de Picasso continúan atrayendo a miles de espectadores y sus obras, incluso las menos conocidas, siguen vendiéndose en millones de dólares.

Foto en blanco y negro donde se mira parte de un teclado y dedos apretando las teclas.

Modernizar los derechos de autor

Cada 23 de abril se celebra el Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor. Como suele ocurrir con la mayoría de las efemérides, es una ocasión propicia para varias reflexiones que, por desgracia, se miran opacadas por la excesiva comercialización de la fecha. Por eso esperé hasta hoy para hablar sobre este tema.La intención de conmemorar los derechos de autor en el Día del Libro debería servir para concientizar sobre la importancia de proteger los derechos de los creadores de obras literarias, artísticas, musicales y cinematográficas. La realidad es que dichos derechos son tomados como algo simbólico y carente de importancia. Pero los cambios de los paradigmas culturales y el acceso a las herramientas de inteligencia artificial hacen urgente su discusión y actualización.

El anonimato literario

Nunca he leído un libro de la escritora italiana Elena Ferrante, pero goza de todo mi respeto. A pesar de la gran popularidad que ha adquirido su obra, la autora (cuyo nombre es un seudónimo), prefiere mantenerse en el anonimato. No acude a presentaciones públicas o eventos literarios. Las escasas entrevistas que ha concedido, han sido respondidas por correo y a través de sus editores. Desde la publicación de su primera novela, L’amore molesto, en 1992, el anonimato fue una condición no negociable que solicitó para acordar la publicación. Lo admirable es que su editorial haya aceptado, empeñadas como están la mayoría en explotar la figura del autor como personaje público (algo que, argumentan, ayuda a aumentar las ventas). Sin embargo, la postura de Ferrante desmiente eso: millones de sus libros se han vendido en todo el mundo, pese a su no participación en eventos. ¿Es imprescindible, entonces, que los escritores tengan la excesiva presencia mediática que se les demanda hoy en día?

El cambiante panorama literario

Un estudio presentado durante el XXV Congreso de Librerías (celebrado entre el 22 y el 25 de junio pasado, en Madrid, España), afirma que el mayor problema que sufre la industria del libro es el exceso de novedades literarias. Según el mismo estudio, el 86 % de los títulos que se ofrecen en España venden menos de 50 ejemplares en todo el año. La velocidad a la que se van produciendo novedades literarias no permite que cada libro pueda tener el tiempo de exposición debida en librerías. A los pocos días, los libros pasan de la mesa de novedades a los anaqueles y a bodega, para dar cabida a lo nuevo. Los títulos que no muestran ningún movimiento suelen ser devueltos a las editoriales. Muchos de ellos irán a la trituradora para reciclar el papel y permitir tiradas de libros nuevos. Es una rueda de hámster que no se detiene.

Los pájaros cantaban en griego

El 28 de marzo de 1941, una mujer de 59 años paseaba cerca de las riberas del río Ouse. Había salido desde su casa, un lugar conocido como Monk’s House, en las afueras de Rodmell, en Sussex Este, Inglaterra. Durante su paseo, la mujer recogía piedras que iba metiendo en los bolsillos de su abrigo. Sembró el bastón en la orilla del río, en el lodo. Y siguió caminando hacia adentro, hacia el agua, hacia la parte más profunda del Ouse. Se alegró al notar que llenar sus bolsillos de piedras estaba funcionando. No le pasaría como hacía pocas semanas, que se metió al agua, pero flotó. Salió mojada y sucia. Al regresar a casa tuvo que mentirle a su esposo y decirle que se había caído. Ahora no habría mentiras. No flotaría. Ahora sería definitivo.

Un Planeta que no mola

Como parte de los festejos del 70 aniversario del concurso de la editorial española Planeta, el premio de este año fue otorgado a una novela titulada La bestia, cuya autora resultó ser Carmen Mola. Además, la bolsa del premio pasó de 600.000 euros a un millón, convirtiéndolo en el premio literario mejor dotado del mundo. En años recientes, Mola se convirtió en una autora super ventas al publicar en Alfaguara tres novelas del género policial. El personaje central de su trilogía es la inspectora Elena Blanco. Las novelas cuentan con una violencia chocante y gráfica, algo que contrastaba con el perfil de la escritora, que se definía como una profesora universitaria nacida en Madrid, casada y madre de tres hijos. No se sabía más porque ella misma había anunciado no querer dar entrevistas ni figurar en eventos públicos. Quería mantener su vida en privado y que los lectores se enfocaran en sus libros, un poco como lo hecho por la italiana Elena Ferrante. Pero la noche de la premiación, a la que incluso asistieron los …

Los diarios de la Sra. Highsmith

En 1995, Anna von Planta y Daniel Keel hicieron un descubrimiento valioso para el mundo literario. En un armario, escondidos detrás de sábanas y toallas, encontraron 56 cuadernos de espiral con los diarios de la escritora estadounidense Patricia Highsmith. Los cuadernos, todos escritos a mano, suman un total de ocho mil páginas. Von Planta, editora de Highsmith, y Keel, albacea literario de la escritora, trabajaron durante años para transcribir y editar los cuadernos, un proceso complicado debido a que Highsmith mantenía dos juegos de diarios: en uno hablaba estrictamente de sus asuntos literarios, las ideas para sus historias y sus reflexiones sobre el oficio de escribir; en el otro contaba sus recuerdos, anécdotas y reflexiones personales.

La fama o la escritura

Muchas veces me sorprende la inmensa cantidad de personas que, en los perfiles de sus redes sociales, se presentan como “escritores”. La mayoría no tienen libros publicados, premios literarios ganados o una trayectoria que nos permita conocer y acceder a una obra en construcción. Quizás se trata de gente que está comenzando en el oficio o que trabajan en algunas pequeñas empresas que se dedican a escribir textos para páginas web, presentaciones y discursos, los ahora llamados “escritores fantasma” que, aunque producen contenidos escritos, jamás pueden firmar con su nombre verdadero porque lo hacen como parte de su trabajo. Esto podría llevarnos a la ociosa discusión de definir quién puede ser considerado escritor y quién no. ¿Es escritor quien publica libros en papel? ¿Es escritor quien escribe, pero guarda para sí todo lo redactado? ¿El medio de publicación define al escritor o es la persona misma quien debe y puede definirse como tal?

Memorias culturales

Hace poco, ordenando algunas cosas, encontré una caja llena de revistas y suplementos de periódico. Mi primera reacción fue apartar su contenido para donarlo como papel de reciclaje. Pero al ir sacando el material cambié de opinión. Se trataba de varias revistas culturales, una improvisada colección que reuní hace algunos años. Parte de ese material es salvadoreño, pero también hay publicaciones de otros países centroamericanos. La mayoría son de los años 90 y de inicios de los años 2000, un tiempo en que no existían redes sociales y en el que todavía dependíamos de la impresión en papel para dar a conocer materiales culturales. Artefacto y El ángel pobre de Nicaragua, Magna Terra y El borracho de Guatemala, Los amigos de lo ajeno de Costa Rica, Sagatara y Alkimia de El Salvador fueron parte de la efervescencia de ideas que tomó un renovado impulso, luego de una década de guerras y conflictos bélicos en buena parte de la región.

Míster Eléctrico

En el otoño de 1932, un niño de 12 años llamado Ray Douglas Bradbury, regresaba junto con su familia del entierro de su tío favorito. Mientras el coche avanzaba, Ray miró hacia la orilla del Lago Michigan y distinguió las carpas del circo Dill Brothers Combined Shows, que había llegado a la ciudad la noche anterior. El niño urgió al padre que detuviera el coche. Éste se molestó ya que recién venían de un entierro, pero finalmente se detuvo y Ray Bradbury salió corriendo loma abajo hasta llegar al circo. Lo primero que vio cuando llegó fue a un hombre al que llamaban Míster Eléctrico. Estaba sentado sobre una plataforma, en la entrada principal del lugar. En aquellos días, Ray estaba fascinado con la magia. De hecho, llegó a pensar que, “cuando fuera grande”, sería un mago profesional. Fue el pretexto ideal para acercarse a Míster Eléctrico: le pidió que le explicara cómo hacer un truco de magia. Eléctrico complació la petición y le enseñó algún truco. Luego lo llevó a conocer a los otros …

Epifanías secretas

¿Cuál fue el libro que cambió su vida? Es una pregunta que se nos hace con frecuencia a los escritores, pero que también se hace entre lectores. ¿Qué significa exactamente eso de que un libro te cambie la vida? ¿Se dejó de creer en algo? ¿Se cambiaron hábitos de vida o maneras de hacer las cosas? ¿Se mudó de país? ¿Adoptó una nueva religión? ¿Puede un libro producir transformaciones profundas en una persona? No sé si un libro me bastaría para hacer ese tipo de cambios. Sobre todo, no creo que ocurriría con novelas o cuentos, es decir, con libros de ficción. Quizás podría ocurrir con la lectura combinada de varios libros y con algunos hechos de la realidad que respalden las circunstancias del lector. Pienso en libros como La Biblia, el libro más traducido y publicado en toda la historia. O en El capital de Karl Marx, otro libro con gran número de ediciones en todo idioma y con profunda incidencia en los sistemas económicos que la humanidad ha tratado de implementar. Más recientemente, …