Es sólo rock and roll
La muerte de Charlie Watts, el baterista de The Rolling Stones, me dejó pensando en fragmentos de mi vida, repasando canciones favoritas y sintiéndome los ojos aguados de lágrimas. Más de alguna vez me pregunté qué pasaría cuando se muriera uno de los Stones. Ahora lo sé. Los Rolling han sido parte fundamental de mi vida, desde que tengo memoria. Desde que era niña, sonaban en radio y televisión sus canciones. Se pasaban los clips de presentaciones del grupo, cantando con playback, como era lo normal en aquellos años. Siempre sonaba algo de ellos. O de Led Zeppelin, Jimi Hendrix, Janis Joplin, The Doors, The Who, The Cream y también The Beatles, aunque estos me gustaban menos. De hecho, los Rolling fueron concebidos como su antítesis, y aunque The Beatles también eran “peludos”, según el concepto conservador de la época, podían considerarse un cuarteto de niños decentes si se les comparaba con “sus satánicas majestades”, como fueron conocidos en algún momento los Stones.