Un pájaro sin plan de vuelo
Una mujer está sentada al interior de una carpa ubicada en la calle La Cañada 7200 del barrio La Reina, en las afueras de Santiago de Chile. En la mano tiene un revólver. Ella misma montó aquella carpa. Ella misma construyó el escenario con piedras y cemento. Aquella mujer, Violeta del Carmen Parra Sandoval, había regresado un par de años antes a su país. Había pasado una estadía en varias ciudades europeas donde dio recitales, grabó discos, actuó en presentaciones de radio y televisión, bordó arpilleras, hizo estatuas de alambre, pintó cuadros, escribió poemas. Hizo una exposición individual de sus tapices en el Museo del Louvre en París. Fue la primera latinoamericana en hacerlo. También conoció y estableció una relación afectiva con el antropólogo y musicólogo suizo Gilbert Favre, veinte años menor que ella. Se dice que eran felices. Se dice que Favre fue el gran amor de su vida. Pero Violeta Parra extrañaba su país. Cuando volvió a Chile en junio de 1965, él la siguió. A su regreso, Parra intentó hacer realidad un …