Dos o tres personas que conozco, de diferentes ámbitos y que no se conocen entre sí, me hicieron comentarios tan parecidos sobre un mismo tema, que me dejaron pensativa. “Otro que se cree columnista” o “ahora todo mundo es columnista”, dijeron. La crítica iba dirigida en específico a las secciones de opinión de los periódicos impresos y digitales salvadoreños. Criticaron el contenido y los autores de varias columnas de opinión. Terminaban abominando de todas y burlándose con desprecio de los columnistas. Fue inevitable sentirme aludida. Es lamentable que un espacio periodístico que ofrece grandes posibilidades y que goza de mucho respeto en medios internacionales, sea percibido con tanta negatividad en el país. Aunque comprendo de dónde proviene la molestia. Más de una vez leo columnas que dan pena ajena, que son aburridas, que no dicen nada y sobre todo, nada nuevo, porque muchos pasan rumiando durante días los mismos temas. Pero también hay columnas muy bien escritas, con argumentos sensatos, planteadas de manera respetuosa y sin prejuicios, que ponen el dedo en la llaga de …