Month: April 2016

Un tal William Shakespeare

Hacia el final de la película Anonymous (2011) del director Roland Emmerich, Edward de Vere, conde de Oxford, manda a llamar a su lecho de muerte al poeta Ben Jonson. Éste acude de inmediato. De Vere le hace entrega de varios de sus manuscritos, entre ellos los de un par de obras de teatro llamadas El Rey Lear y La Tempestad. Jonson sabía lo que debía hacerse. Durante años había obrado como intermediario entre el conde de Oxford y un actor mediocre, desagradable y oportunista llamado William Shakespeare, quien se hacía pasar como el verdadero autor de las obras teatrales más populares de aquel tiempo. Por su condición de noble, Oxford prefería mantenerse en el anonimato pero al mismo tiempo, quería someter su obra al público. Entonces conoció al actor Shakespeare, quien a cambio de dinero y de asumir la fama, accedió a ser usado como personaje de sí mismo, guardando en secreto la identidad de Oxford.

El efecto Tikal

Era la una y media de la mañana cuando llegamos a la parada de Río Hondo, en el desvío a Esquipulas. Lo que en el día era un lugar de mucho bullicio y movimiento de pasajeros, autobuses y vendedores, a esa hora de la madrugada era un lugar muerto. Solamente había un hombre al otro lado de la calle, sentado junto a una maleta negra, sobre un bordecillo de cemento. Cruzamos la calle. Preguntamos al hombre si sabía algo sobre los horarios de buses. Él mismo llevaba hora y media esperando. Tenía esa resignación del que no tiene otra alternativa más que esperar. No hubo más remedio que esperar nosotros también. Lo asumimos como parte de la aventura.