CMR: El insurrecto solitario
Ocurrió algún sábado de 1984, en la siempre calurosa Managua. Había leído en un suplemento cultural la conmovedora historia de una guerrillera salvadoreña que un día cualquiera, acaso presintiendo su muerte, anotó sus poemas en papel de cigarro para que un compañero los sacara del frente de guerra. Pocos días después moriría en un cruento combate en el cerro de Guazapa. La poeta guerrillera se hacía llamar Rocío América. Leí sus versos pero ocurrió algo: reconocí mis propios poemas, unos que había escrito pocos años antes pero que estaban guardados en el fondo de alguna gaveta y que no tenía la intención de publicar jamás.