De viaje con el Kindle
Ahora le tocó el turno al Kindle de salir de viaje conmigo. Algo tuve que asumir en este viaje que ya venía sospechando hace mucho y es que leo poco cuando viajo. Leo un poco en los aviones (no mucho la verdad) y mucho menos cuando estoy en otro país. Vamos: no voy a encerrarme en un hotel o en casa de amigos en otras tierras a leer cuando lo que quiero hacer es tragarme la otra ciudad, conocerla, explorarla, visitar sus museos y puntos emblemáticos, hablar con sus habitantes y conocerla de la mejor manera posible… a menos que se trate de un lugar tan imposible como San Salvador, es decir, de un lugar donde no se puede salir a la calle porque te asaltan, donde no se puede salir de noche porque te asaltan, donde no se puede andar sola como mujer porque te asaltan, etc. Habiendo dicho esto, como era un viaje trasatlántico, pensé que aprovecharía el cruce del océano para leer mucho. Error: a la ida, los vecinos de asiento se …