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Con un vodka en la mano

El viernes 4 de octubre de 1974 aparentó ser un buen día para Anne Sexton. Por la mañana, visitó a su terapeuta, la doctora Schwartz. Cuando terminó la sesión, se montó en su Cougar rojo, modelo 67, para almorzar con su amiga Maxine Kumin. Comieron sandwiches de atún. Bebieron vodka. Fumaron. Revisaron las pruebas de impresión del próximo libro de Sexton. Maxine también era poeta. Desde que se conocieron, habían formado un vínculo estrecho. Hablaban a diario, se veían a menudo. Si estaban lejos, se escribían cartas. Entre ambas trabajaban sus poemas con la misma rigurosidad como si estuvieran en el taller literario donde se conocieron. Instalaron una segunda línea telefónica, en cada una de sus casas, para dedicarla exclusivamente a hablar dos o más horas diarias sobre sus versos. Escribieron juntas cuatro libros para niños.

Los pájaros cantaban en griego

El 28 de marzo de 1941, una mujer de 59 años paseaba cerca de las riberas del río Ouse. Había salido desde su casa, un lugar conocido como Monk’s House, en las afueras de Rodmell, en Sussex Este, Inglaterra. Durante su paseo, la mujer recogía piedras que iba metiendo en los bolsillos de su abrigo. Sembró el bastón en la orilla del río, en el lodo. Y siguió caminando hacia adentro, hacia el agua, hacia la parte más profunda del Ouse. Se alegró al notar que llenar sus bolsillos de piedras estaba funcionando. No le pasaría como hacía pocas semanas, que se metió al agua, pero flotó. Salió mojada y sucia. Al regresar a casa tuvo que mentirle a su esposo y decirle que se había caído. Ahora no habría mentiras. No flotaría. Ahora sería definitivo.

Voy a dormir

Es de noche y se avecina una tormenta. Una mujer de 46 años que está hospedada en una pensión de Mar de Plata, Argentina, sufre de dolores terribles. La morfina ya no ayuda más. Debilitada por el dolor, llama a la asistenta del lugar y dicta una carta para su hijo Alejandro, de 26 años: “… Suéñame, que me hace falta. Te escribo tan sólo para que veas que te quiero”. En la madrugada del 25 de octubre de 1938, la mujer sale de su habitación. La tormenta ha comenzado. Quizás ya había escogido el lugar en días anteriores. Quizás nada más caminó y lo encontró. Lo cierto es que llegó hasta un espigón y desde allí se lanzó al mar.

Muñecas y barbitúricos

Noche del 25 de septiembre de 1972. En el 980 de la Calle Montevideo de Buenos Aires, departamento C del séptimo piso, 50 pastillas de Seconal sódico son ingeridas por una mujer de 36 años que teme a la locura y a la vejez, que está deprimida y también desencantada de la poesía. Su familia siempre estuvo consciente de que algo pasaba con Buma o Blímele, diminutivo cariñoso en yiddish con el que llamaban a Flora Alejandra Pozharnik, quien a los 19 años se haría llamar Alejandra Pizarnik. Se consideraba a sí misma fea e inadaptada. Era tartamuda, asmática, muy tímida, tenía acné, era bajita y también un poco gorda. La obsesión con su sobrepeso la hizo consumir anfetaminas, que eran fáciles de conseguir en cualquier farmacia. Las anfetaminas también la acompañarían durante sus años en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Intenta estudiar letras, pero lo abandonará para estudiar pintura. Lee todo lo que cae en sus manos, se fascina por el surrealismo y acude al psicoanálisis para …

Leche negra de la muerte: Paul Celan

Una noche de abril de 1970, un hombre camina por la Avenida Emile Zolá de Paris. Mientras lo hace, recuerda su reciente viaje a Israel, hecho a fines del año pasado. Era su primera visita y, esta noche lo sabe, también la última. A su regreso se mostró tan jubiloso de haber conocido la tierra de sus ancestros que hasta pensó en irse a vivir allá. Piensa también en Samuel Beckett. Franz Wurm, un amigo poeta, le había invitado a ir a conocerlo, pero se negó. No le parecía correcto ir a visitar a alguien sin anunciarse. Pensar en Beckett lo lleva a recordar a su hijo, Eric, de 14 años. Habían quedado de ver juntos una puesta en escena de Esperando a Godot, pero un día antes canceló la cita con su hijo. Desde 1967 ya no vivía ni con él ni con su mujer y se fue a vivir solo a aquel apartamento de la Avenida Emile Zolá. Recuerda el 67 como un mal año. Fue acusado de plagio. Pero el 67 también …

Llámenlo eternidad

A las 9:30 de la mañana del tres de mayo de 1991, Katherina von Fraunhofer buscó a su esposo. Aunque compartían el mismo piso en Manhattan, tenían habitaciones y baños separados. La última vez que lo había visto fue la noche anterior, mientras él se arreglaba para ir a una fiesta organizada por su amigo Gay Talese. Cuando entró al baño, encontró el cuerpo de su esposo, desnudo, metido en la bañera a medio llenar. Tenía una bolsa plástica amarrada a la cabeza. Fraunhofer llamó a los servicios de emergencia, quienes declararon muerto en el lugar a Jerzy Kosinski, autor de Desde el jardín y El pájaro pintado, entre otras obras. Según la reconstrucción de los eventos realizada por la policía, Kosinski habría regresado de la fiesta de madrugada y después de su arribo al apartamento, habría decidido ejecutar el suicidio. Pero quienes habían estado con él en la fiesta estaban desconcertados. Kosinski no parecía un hombre a punto de matarse. Todo lo contrario, se le vio animado, conversador y encantador con todos, como solía …