Las editoriales ahora se afanan en mejorar el diseño del libro en papel para competir contra el libro electrónico.
Está bien que se haga, pero no para competir en ventas contra los libros electrónicos, porque lo que está detrás de estos rediseños es mantener sus ingresos económicos y no mejorar la experiencia para los lectores. Las editoriales españolas deberían estar más bien digitalizando sus catálogos y haciéndolos ampliamente disponibles en versión electrónica.
Es un hecho que los rediseños (casos como la emblemática colección de Alianza de bolsillo y la colección de Blackie Books) son herramientas para contrarrestar un poco la escalada de las ventas de los e-books, lo cual desde el punto de vista editorial es totalmente válido y necesario. Para mí el ejemplo perfecto del libro como objeto de arte y lectura es el de muchos de los títulos de Anchor Books (en general, las editoriales estadounidenses saben perfectamente lo que hacen); son libros con portadas impresionantemente bien diseñadas, bloques de texto con mucho aire, grandes márgenes, letra que invita a la lectura y no la detiene, etc. El libro digital, según mi experiencia, no tiene la magia del impreso, ni la tendrá, aunque siga creciendo desde el punto de vista mercantil.
LikeLike
Decís algo ciertísimo: “el libro digital no tiene la magia del impreso ni la tendrá”.
Aunque admito que mi experiencia de lectura con el Kindle ha sido agradable, hay cosas que se extrañan y que sólo te las puede dar un libro en papel. El ejercicio de la lectura es, de manera inevitable, un asunto que involucra también los sentidos.
No estoy contraria a que las editoriales rediseñen sus colecciones. Pero muchas veces tengo la impresión que lo hacen solamente en el ánimo de aferrarse a sus ganancias económicas y no realmente a brindarle al lector una mejor experiencia de lectura.
LikeLike