All posts tagged: Gatos

Un perro, de espaldas, viendo cómo se aleja un carro por la carretera.

Convivencia digna con los animales

Para quienes nos gustan los animales, hay un problema que no puede escapar de nuestra atención: los animales abandonados y la falta de programas u opciones para su sobrevivencia. Varios de los aspectos a considerar sobre este problema tienen un origen cultural. Crecemos y nos criamos en sociedades que miran a los perros y gatos como subordinados, como seres inferiores cuyas vidas están sujetas a nuestras decisiones y caprichos. Los animales callejeros son vistos como un estorbo, como una amenaza de salud y como una impertinencia. No pensamos que, la mayoría de veces, viven en la calle como resultado de nuestra propia negligencia.

Gato viendo hacia la cámara, junto a una ventana. Pecho y trompa blancos y cabeza rayada en tonos café (tabby cat).

Un duelo real

Quienes convivimos con animales domésticos lo sabemos: cuando uno de nuestros compañeros animales muere, el duelo que atravesamos lo tenemos que vivir en silencio y en solitario. No solemos hablar del dolor que nos causa la muerte de uno de nuestros animales, porque hay un rechazo social a expresarlo. Detrás de ello está esa noción de que los humanos somos superiores y más valiosos que cualquier otro ser o elemento de la creación, un prejuicio social que minimiza la pérdida de un animal y que, por contraste, lo hace parecer como algo menos importante que la muerte de un ser humano. Es como si hubiera una categorización en cuanto a los niveles y las calidades del dolor y de la pérdida.

Head of a tabby cat on the right part of the picture, looking up at christmas decoration in the background.

Regalar animales

Uno de los rituales casi ineludibles de cada fin de año es el intercambio de regalos. Hay gente que pasa meses ahorrando o pensando en un obsequio conveniente para otra persona. También hay regalos que son resultado de impulsos o caprichos, y que tienen implicaciones a mediano y largo plazo. Regalar perros, gatos u otros animales domésticos es un ejemplo de ello.   Hay familias que consideran que regalar un animalito puede enseñar a los pequeños del hogar a ser responsables y aprender a tener aprecio y respeto por otros seres vivos. Hay niños que se encaprichan durante meses con tener una mascota, sea porque algún amigo tiene una o porque han visto imágenes graciosas de cachorritos o gatitos en internet. A veces estos caprichos obedecen a modas, como cuando se estrenó la película 101 dálmatas y a media humanidad se le ocurrió pensar que los perros de dicha raza eran bonitos y querían tener uno. Pasada la moda de la película y después de convivir con dichos perros, hiperactivos por naturaleza, se les pasó …

La Callejera

Todo comenzó hace cosa de 5 o 6 años. Un día me asomé a la ventana que da a la calle de la colonia y vi a una gata tomando agua de la cuneta. El agua se miraba espumosa, es decir, parecía agua jabonosa, de alguien que estaría lavando algo. Bajé de inmediato a sacarle un trastecito con agua limpia. Ella, huraña, salió corriendo al verme. Dejé el traste en el patio frontal, con la esperanza de que lo descubriera y tomara agua limpia.

Por nuestros compañeros animales

Hace poco se me perdió un gato. Ocurrió poco después de una mudanza. Como nunca me había pasado antes, revisé páginas y videos de internet sobre las cosas que podían hacerse para localizar al animal. Por desgracia, mencionaban recursos que están plenamente disponibles en otros países, pero que aquí son inexistentes o de funcionamiento limitado. Varias de estas páginas indicaban localizar al animal si tenía implantado un microchip. Que yo sepa, los microchips con la información del dueño o con geo localizador no es algo que esté disponible todavía en El Salvador. Si lo está, supongo que cuesta una pequeña fortuna. No, mi gato no tiene microchip. Tampoco collar. La siguiente indicación era buscar en todos los refugios de animales de la zona. En los alrededores de donde vivo, no existe ninguno. Sé que hay algunos pocos proyectos privados que rescatan animales abandonados en el país, pero que no dan abasto para atender a satisfacción esta problemática. En todo caso, ninguno se encuentra cerca de mi vivienda.

Los hermanos Romero

Una noche de enero se escucharon en la colonia maullidos de gato chiquito. Eran tan fuertes y afligidos que varios vecinos salimos a ver qué pasaba. Una gata callejera, que vive en el techo de unas casitas que están a la entrada de la colonia, había vuelto a parir. De alguna manera, uno de sus críos había llegado al pasaje. Estaba escondido entre unas macetas, en la acera de mi casa, maullando a todo pulmón. Su piel era atigrada en gris, con el pecho blanco. Tendría un par de meses de nacido. Tres o cuatro vecinos nos apiadamos. Alguien asumió que era hembra. “Pobrecita la gatita”, dijimos todos. Un par de personas le pusieron comida. Intentamos agarrarla, pero huía muerta de miedo. En los días siguientes, la gatita siguió maullando. De pronto aparecía la madre a darle teta. También aparecía el padre, un gato grande, blanco y con parches grises. Los tres se juntaban en las noches a jugar en mi parqueo. Poco a poco, la gente dejó de poner comida. Poco a poco, sus …