Columna de opinión, Libros
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Una curiosidad editorial

¿Están entusiasmados con el lanzamiento de En agosto nos vemos, la novela inédita de Gabriel García Márquez? La verdad es que yo no.

Resulta obvio que cuando muere un escritor famoso, hay muchas personas que ansían encontrar entre los papeles del fallecido, una obra inédita, correspondencia, fotografías, ensayos o cualquier material que pueda publicarse para aprovechar la ola del duelo colectivo.

El factor emocional suele ser un elemento explotado por el mercado para promover un producto que genere ventas y ganancias abundantes. Pensemos, por ejemplo, en los llamados “productos nostálgicos”. Los migrantes buscan en sus países de destino los alimentos que consumían en su país de origen, no sólo para replicar sus comidas y tradiciones, sino para recordar, a través de sabores y texturas, el añorado terruño.

Igual ocurre con los escritores muy queridos cuando mueren. Su muerte significa que no tendremos de ellos más libros nuevos. Las editoriales aprovechan esos momentos para lanzar reediciones, obras completas o publicaciones póstumas, como una manera de consuelo para los lectores, consuelo que, además, dejará estupendos dividendos.

Gabriel García Márquez ganó el Premio Nobel de Literatura en 1982. Fue autor de numerosas obras, entre las que se cuentan Cien años de soledad y El amor en los tiempos del cólera. Fue parte del movimiento del Boom, un grupo de escritores latinoamericanos que, bajo la representación de la agente literaria Carmen Balcells, lograron darse a conocer en el cerrado mercado español del libro. García Márquez fue también el más visible exponente del realismo mágico. Sus obras vendieron millones de copias alrededor del mundo, convirtiéndose en el autor más traducido del español en el siglo XXI, superando incluso las de Don Quijote de la Mancha.

Durante sus últimos años, García Márquez trabajó en la novela que ahora se publica. Su versión final quedó interrumpida al darle prioridad a la redacción de sus memorias, Vivir para contarla, publicadas en 2002. Había superado un cáncer linfático en 1999, del cual recayó en el 2014. Comenzó a sufrir problemas de memoria y algunos síntomas de demencia senil, por lo cual el manuscrito en el que trabajaba fue guardado. García Márquez murió el 17 de abril del 2014, a los 87 años.

El escritor colombiano solía reescribir sus novelas varias veces hasta dejarlas a su entera satisfacción. El año de su fallecimiento, el Harry Ransom Center de la Universidad de Texas compró el archivo personal de García Márquez. Ese archivo constaba de 20 cajas de cartón que incluían las 10 versiones que ya había trabajado de En agosto nos vemos.

Su editor, Cristóbal Pera, reveló que García Márquez no estaba satisfecho con la última versión de la novela. Así es que la decisión de publicarla o no recayó en sus hijos, Rodrigo y Gonzalo García Barcha, quienes leyeron el texto más de alguna vez en los últimos 10 años. Decidieron que la novela ameritaba ser publicada. Escogieron como fecha de lanzamiento el 6 de marzo, aniversario del nacimiento del autor quien, de estar vivo, estaría cumpliendo 97 años.

En una entrevista al noticiero español Telecinco, los hermanos García admitieron que el libro no está totalmente terminado ni tan pulido como sus obras anteriores, pero que tiene muchas de las características de sus más grandes libros. Calificaron la novela como una “historia feminista”, debido a que la protagonista es una mujer. (Esto último me parece una afirmación forzada de ellos. Una novela no es “feminista” solamente por ese motivo).

En sus últimos años, García Márquez perdió la capacidad de escribir y también la de leer, por lo que sus hijos piensan que no estaba en condiciones de juzgar la calidad de su propio libro. El escritor les dijo varias veces que la novela no servía y por eso se fue entre los papeles que custodia el Harry Ransom Center.

La editorial Penguin Random House, quien publica la novela, compartió las primeras páginas del libro, calificándolo de “un maravilloso regalo inesperado para los innumerables lectores de García Márquez”. La edición es de tapa dura y tiene 144 páginas.

Quienes esperan publicaciones de libros inéditos después de la muerte de algún escritor, desean libros que tengan la misma o mayor maestría que los publicados mientras el autor vivía. Leer un libro inconcluso puede hacerse por curiosidad, pero sobre todo, por lealtad lectora.

Hay numerosos casos de escritores que dejaron papeles sin publicar, diarios personales, cuadernos de trabajo o historias en las que trabajaron y que no cuajaron o quedaron inconclusas. Son varios los escritores que dejaron instrucciones de no publicar textos específicos o manifestaron su inconformidad sobre manuscritos que estaban a medio hacer. Franz Kafka y Vladimir Nabokov son dos ejemplos de ello.

En el caso de García Márquez, dejé de leer sus libros después de la publicación, en 1989, de la novela El general en su laberinto. Había leído todos sus libros de ficción. Pero dicha novela me cansó. Sentí que García Márquez había agotado su propio formato. No era mala, pero tampoco era excepcional. Al igual que me pasó con otros escritores, como Julio Cortázar, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, dejé de leerlo porque sentí que las nuevas publicaciones aparecían como un trámite para llenar silencios editoriales.

Hay escritores que no publican un manuscrito si no sienten que tiene un nivel de calidad alto. Con ello cuidan el conjunto de su obra publicada y su propia reputación. Por desgracia, hay herederos que no respetan ni comprenden la importancia de seguir teniendo el mismo cuidado que tuvo en vida el autor con su obra.

La nueva novela de García Márquez aparece publicada como un gesto nostálgico. Tampoco podemos ignorar que dicha publicación generará un volumen de ventas importante, aunque no contribuirá a elevar la calidad del conjunto de su obra.

Para conocer la plenitud del genio creativo de autores ya fallecidos, es preferible leer alguno de sus libros más famosos y considerar las publicaciones póstumas de obras inconclusas como una curiosidad editorial, de la cual, la mayoría de veces, se puede hasta prescindir.

(Publicado el 10 de marzo de 2023, sección editorial de La Prensa Gráfica de El Salvador. Foto de la portada del libro en cuestión).

2 Comments

  1. cjccsv52 says

    Jacinta, te recomiendo la columna de William Ospina, El Espectador, marzo 10, al respecto de este “entredicho”.

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