Columna de opinión, Cultura

Películas de Semana Santa

Cada vez que vuelve a ser Semana Santa, me resulta inevitable recordar las maneras tan diferentes de conmemorarla que se acostumbraban en los años 60 y 70 del siglo pasado.

A las procesiones, las mujeres solíamos ir con una mantilla sobre la cabeza y era un evento solemne. Las oficinas y almacenes iniciaban vacaciones, muchos desde el Lunes Santo. Ya para el Miércoles Santo en la tarde, prácticamente todo estaba cerrado. Muchas familias se iban a “temporar” a la playa y la ciudad quedaba solitaria. Los Planes de Renderos, donde me crié y viví muchos años, también quedaba en silencio absoluto. (Por cierto, la palabra “temporar” es un salvadoreñismo que ha caído en desuso).

No había buses, no había funciones de cine. No había lugar abierto donde comprar comida y había que abastecerse con tiempo, pues los supermercados tardaban en volver a sus suministros normales durante la semana de Pascua.

Era casi como una semana muerta. Parecía que ni el viento soplaba. Para los niños, podía llegar a ser bastante aburrido. Era mal visto hacer muchas cosas como correr, cantar, reír, bailar o vestir “atrevidamente”. Había también restricciones alimenticias, ya que no se debía comer carne ni pollo. En nuestra casa, se solían cocinar tortas de pescado con garbanzos y papas, así como torrejas, todo lo cual era una tarea que llevaba un par de días de preparación.

Para algunas familias, era tradición ir al centro de la ciudad a ver la elaboración de las alfombras de aserrín, que en pocas horas serían desvanecidas por el paso del Viacrucis y la procesión de los penitentes.

Jueves y Viernes Santo no había ninguna emisora de radio trabajando. Solamente funcionaba Radio Nacional que, en cadena con un par de emisoras más, transmitía música sacra o fúnebre en horario reducido. Ya para las 4 o 5 de la tarde, la transmisión concluía y se hacía el silencio radial.

Para estar acorde a la solemnidad con la que se conmemoraba dicha semana, los canales de televisión (y también los cines), programaban todas las películas de tema bíblico que tuvieran disponibles en sus archivos. Supongo que de ahí salió la costumbre de ver películas sobre la vida de Jesús u otras historias bíblicas como Los diez mandamientos, porque muchos nos quedábamos en casa y no había mejor cosa que hacer.

Varios de estos filmes son ahora considerados clásicos del cine y, aunque se han intentado hacer nuevas versiones de algunas, las originales permanecen insuperables, como el caso de Ben-Hur. La original es de 1959 y fue protagonizada por Charlton Heston. Hubo una nueva versión realizada en el 2016, pero que no llegaba ni a los talones de la original.

De Ben-Hur me gusta un momento en particular de la historia, cuando el protagonista es llevado como esclavo, por una supuesta traición. El grupo se detiene en un lugar. Los romanos prohíben que le den agua a Ben-Hur, pero alguien se acerca a darle de beber. Ese alguien es nadie menos que Jesús, a quien sólo vemos de espalda. Más adelante, cuando Ben-Hur busca al Nazareno para que cure a su madre y a su hermana leprosas, resulta que llega demasiado tarde: Jesús acaba de ser condenado por Pilatos y va camino al Gólgota. Cuando Jesús cae por el peso de la cruz, Ben-Hur intenta darle agua, pero es empujado por un romano y el vía crucis continúa.

Esta película pertenece a la época en que no se representaba el rostro de Jesús en el cine. Siempre se le retrataba de espaldas. En las películas más audaces, se podía ver una parte del perfil, pero nunca el rostro completo. La película que rompió con esto fue Rey de Reyes, de 1961, polémica en su época porque se podía ver el rostro de Jesús.

Escandalosa fue también la película Jesucristo Superestrella, de 1973, basada en la ópera rock de Norman Jewison. En algunos países hasta fue prohibida su exhibición. Pero la calidad del elenco, la música, la coreografía y la escenografía superaron toda polémica. Hoy en día, se le puede considerar como un clásico de la cultura hippie.

Hace un par de años vi por primera vez El evangelio según San Mateo (1964) de Pier Paolo Pasolini. Esta película también fue muy discutida en su momento. ¿Cómo podía un ateo hacer una película sobre Jesús? Pasolini dijo en alguna entrevista que le había impresionado mucho leer los evangelios y que Jesús le parecía un representante de “la belleza moral en forma pura”.

La película fue filmada al estilo del neorrealismo italiano, en blanco y negro, con poco presupuesto, cámara en mano y con actores no profesionales, la mayoría de ellos habitantes de Barile, Matera y Massafra, poblaciones al sur de Italia, donde se filmó. Jesús fue interpretado por el español Enrique Irazoqui, de 19 años en ese entonces, quien con su uniceja y su mirada penetrante se convirtió en el imán visual de la cinta. Como nota curiosa, el apóstol Felipe fue interpretado por el filósofo Giorgio Agamben y María de Betania fue actuada por la escritora Natalia Ginzburg. El rol de María adulta fue ejecutado por Susana Pasolini, la madre del director.

En el 2015, el crítico de cine Emilio Ranzato publicó un artículo en el Osservatore Romano, el periódico oficial del Vaticano, donde declaraba El evangelio según San Mateo como la mejor película que refleja la vida de Jesús. Esto fue un visto bueno a la cinta, pese a los prejuicios de muchos sobre Pasolini, quien además de ateo, era marxista y homosexual.

Hoy en día, aunque mucha gente sale de vacaciones para dichas fechas, todo funciona con bastante normalidad. El comercio está abierto, las radios mantienen su programación habitual y aquellas reglas rígidas que imponían las costumbres del siglo pasado son una anécdota divertida.

La Semana Santa entraña una serie de costumbres sociales y rituales familiares que han ido cambiando con el tiempo. Así, ver las mencionadas películas, continúa siendo un rito personal cuya realización, en mi caso, no puedo dejar de cumplir.

(Publicada en sección editorial de La Prensa Gráfica, domingo 10 de abril de 2022, Domingo de Ramos. Fotograma de la película El Evangelio según Mateo, de Pier Paolo Pasolini).

1 Comment

  1. Sama says

    Pues si hablamos de películas escandalosas sobre Jesucristo creo que la Última tentación de Cristo (que está basada en una novela) de Martin Scorsese y la actuación del camaleónico Willem Dafoe es más escandalosa que Jesucristo Superestrella, Jesucristo Superestrella me parece un musical bastante soso.

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