Me gustaría cambiar el mundo
Cada vez que escucho la expresión “golpe de estado”, recuerdo las incontables ocasiones en que mi padre aparecía a media tarde en casa, con un par de bolsas del supermercado, llenas de provisiones. Un amigo de la familia, que era coronel, advertía a mi padre que dejara la oficina y volviera a casa cuando se esperaba que hubiera “problemas”. Mi padre trabajaba en el pasaje Montalvo, en pleno centro de San Salvador, y salir de ahí en medio de balaceras o manifestaciones era difícil y peligroso. Eso podía ocurrir durante las elecciones o cuando se hacían públicos los resultados de las mismas, cuando medio país clamaba fraude electoral y los cuarteles estaban en estado de alerta máxima. Yo era una niña y no comprendía muy bien qué pasaba. Tengo recuerdos borrosos de algunos eventos de los 70. Pero lo que no he olvidado, y recuerdo con toda claridad, es el sentimiento que aquello provocaba. La actitud misteriosa de mi padre. Las preparaciones logísticas para encerrarse en casa un par de días, por si había problemas. …