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Idolatría, Sherman Alexie

    Marie esperó horas. Estaba bien. Ella era india y todo lo indio -powwows, funerales y bodas- requería paciencia. Esta audición no era india, pero ella estaba lista cuando dijeron su nombre. “¿Qué vas a cantar?”, preguntó el británico. “‘Every Reservation Girl Loves Patsy Cline’”, dijo ella. “Escuchémosla”. Sólo pudo cantar la primer estrofa antes de que la interrumpieran. “Eres una cantante horrible”, le dijo. “No vuelvas a cantar nunca”. Ella sabía que ese momento se transmitiría por la cadena nacional. Ella había estado de acuerdo en aceptar cualquier humillación. “Pero mis amigos, mis maestros de voz, mi madre me dicen que soy buena”. “Te mintieron”. ¿Cuántas canciones había cantado Mariela en su vida? ¿Cuántas mentiras le habían contado? Enfrente de la cámara, Marie hizo la cruel suma, se fue corriendo hasta la habitación verde y lloró en los brazos de su madre. En este mundo, debemos amar a los que mienten. O vivir solos. Cuento tomado de HermanoCerdo :: Literatura y Artes Marciales » Idolatría.

“La Loteria en Babilonia”, Jorge Luis Borges

Como todos los hombres de Babilonia, he sido procónsul; como todos, esclavo; también he conocido la omnipotencia, el oprobio, las cárceles. Miren: a mi mano derecha le falta el índice. Miren: por este desgarrón de la capa se ve en mi estómago un tatuaje bermejo: es el segundo símbolo, Beth. Esta letra, en las noches de luna llena, me confiere poder sobre los hombres cuya marca es Ghimel, pero me subordina a los de Aleph, que en las noches sin luna deben obediencia a los Ghimel. En el crepúsculo del alba, en un sótano, he yugulado ante una piedra negra toros sagrados. Durante un año de la luna, he sido declarado invisible: gritaba y no me respondían, robaba el pan y no me decapitaban. He conocido lo que ignoran los griegos: la incertidumbre. En una cámara de bronce, ante el pañuelo silencioso del estrangulador, la esperanza me ha sido fiel; en el río de los deleites, el pánico. Heráclides Póntico refiere con admiración que Pitágoras recordaba haber sido Pirro y antes Euforbo y antes algún …

“Restos del carnaval” de Clarice Lispector

    No, no de este último carnaval. Pero no sé por qué éste me transportó a mi infancia y a los miércoles de ceniza en las calles muertas donde sobrevolaban despojos de serpentina y papel picado. Alguna que otra beata con la cabeza cubierta por un velo iba a la iglesia, atravesando la calle tan extremadamente vacía que sigue al carnaval. Hasta el año siguiente. Y cuando la fiesta se acercaba, ¿cómo explicar la agitación íntima que me acometía? Como si por fin el mundo se abriese, de capullo que era, en gran rosa escarlata. Como si las calles y las plazas de Recife por fin explicaran para qué habían sido hechas. Como si las voces humanas cantaran por fin esa capacidad de placer que era secreta en mí. El carnaval era mío, mío. Mientras tanto, en la realidad, poco participaba en él. Nunca había ido a un baile infantil, nunca me habían disfrazado. En compensación, me dejaban quedarme hasta las 11 de la noche en el umbral de la puerta de la casa …

Un avance de la novela Heterocity de Mauricio Orellana Suárez

Marvin tenía que aprovechar. Sin un socio de cacería, era un imposible imperativo para su exceso de orgullo paranoico y de pudor (que le hacía creerse un rostro destacado y reconocible dentro de los circos muy de masas) pensar siquiera en llegar y estarse solo en un lugar como “ese”, porque él, el estudioso, se volvía allí un animalejo blanco del escudriñar de más de alguno de los estudiados. “La gente, y no solo de los circos muy de masas sino a todo nivel, no deja de zampar la nariz en lo que no le incumbe cuando alguien llega a estacionarse solo a un sitio concurrido casi exclusivamente por grupos de amigos en parranda, y entonces se preguntan qué hará ahí ese pendejo oscuro, de cara desencajada, cachorro de extraterrestre abandonado en la jaula de las hienas por un videoclip de Moby. ¿Será un turista perdido?, ¿un pobre diablo recién mandado a freírse el llanto por una de esas noviecitas con cara de monja que terminó sacándole las vueltas, en la pista central del circo, …

“La soledad de la batalla”, Juan Murillo

Se realiza en estos días en Guatemala la Feria Internacional del Libro FILGUA 2011, sin duda el evento de libros más importante de Centro América. Como ya es costumbre, se realizan diversos actos de presentaciones de libros, entrevistas y encuentros entre lectores, escritores, editores y público en general. Entre los asistentes se encuentra el costarricense Juan Murillo, quien acompañará a Mauricio Orellana Suárez en la presentación de la novela Heterocity, ganadora del Premio Centroamericano de Novela “Mario Monteforte Toledo” 2010, publicada en Ediciones Lanzallamas. Aquí un cuento de Juan Murillo: La soledad de la batalla | Las Malas Juntas.

The Best Magazine Articles Ever

Este es un enlace interesante y valioso. A Kevin Kelly, cofundador de la revista Wired, se le ocurrió reunir una selección de los mejores artículos publicados en revistas (en inglés) desde los años 60 hasta la fecha. La selección está hecha década por década culminando con una lista de los 25 mejores artículos de todos los tiempos. Para ello contribuyeron un sinnúmero de personas que le sugirieron a Kelly los artículos mencionados, enviaron enlaces, añadieron comentarios o simplemente votaron por alguno. Lo interesante es encontrar enlaces a la gran mayoría de los textos. David Foster Wallace, Gay Talese, Hunter S. Thompson, F. Scott Fitzgerald, Joan Didion, Norman Mailer, Albert Einstein… la lista de autores es inmensa y la calidad de los artículos reunidos es genial. No dejen de explorarla, tendrán lectura para rato. Cool Tools: The Best Magazine Articles Ever.

La casa de Asterión, cuento de Jorge Luis Borges

El hecho es que soy único. No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces lo deploro porque las noches y los días son largos. La casa de Asterión, cuento de Jorge Luis Borges | Zona Literatura.

Cuentos para el fin de semana

Como comienza a hacerse costumbre, un par de lecturas interesantes para el fin de semana: Del premiado escritor costarricense y amigo de este blog, Guillermo Barquero, un cuento llamado “Nunca conocerás Rhodesia”: El Signo Roto: Nunca conocerás Rhodesia – Guillermo Barquero. Uno de mis cuentos favoritos de todos los tiempos, El príncipe feliz, cuento de Oscar Wilde | Zona Literatura.

Darkness Visible: William Styron

En mayo de 1989, el escritor William Styron (conocido sobre todo por su novela Sophie’s Choice), dio una conferencia en Baltimore en un simposio sobre desórdenes afectivos, patrocinado por el Departamento de Psiquiatría de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. “Darkness Visible”, el texto de esa conferencia, ampliado, es lo que se presenta en el enlace que les comparto. Es la experiencia de Styron con la depresión. Posteriormente ampliaría aún más el texto y lo convertiría en un pequeño libro con el mismo título, que es uno de los grandes referentes de la experiencia personal de un paciente depresivo y de cómo lidió con ello. Es una lectura que recomiendo no solamente para los que han sufrido o sufren de depresiones o para los que tienen a alguien conocido en dicha situación; también lo será para los escritores o aspirantes a ello. Siempre les digo a las personas que asisten a mis talleres que hay que leer de todo y que la lectura de textos sobre psiquiatría y psicología es de particular …

Cuentos para el fin de semana

Una de las páginas preferidad de este blog es Zona Literatura, por la calidad y variedad de sus excelentes materiales. De ahí sugiero estos tres cuentos que pueden leer este fin de semana: Desayuno en el crepúsculo, cuento de Philip K. Dick | Zona Literatura. Los blues de Sonny, cuento de James Baldwin | Zona Literatura. El acomodador, cuento de Felisberto Hernández | Zona Literatura.

Edmundo Paz Soldán – Norte

De la contratapa: Los personajes de Norte permanecen extraviados en el cruce de mundos y fronteras que caracteriza a nuestra época. La novela comienza en 1984 en el norte de México con Jesús, un adolescente obsesionado por su hermana que, con los años, se irá convirtiendo en el Railroad Killer, un psicópata en la lista de los más buscados del FBI. Luego pasamos a la California de 1930, en la que Martín Ramírez, un inmigrante indocumentado, está a punto de ser enviado a un psiquiátrico en el que se convertirá en uno de los grandes pintores autodidactas del siglo XX. La narración salta entonces a Texas en la primera década de este siglo, y se enfoca en Michelle, una joven que debe lidiar con su vocación de dibujante y guionista de comics, y con una tortuosa relación con uno de sus profesores. Tres destinos separados por el tiempo y el espacio pero interconectados por la violencia, el desarraigo, la creación y la locura. Una mirada ambiciosa y compleja a la forma en que Estados Unidos está …