Columna de opinión, Libros

El cambiante panorama literario

Un estudio presentado durante el XXV Congreso de Librerías (celebrado entre el 22 y el 25 de junio pasado, en Madrid, España), afirma que el mayor problema que sufre la industria del libro es el exceso de novedades literarias. Según el mismo estudio, el 86 % de los títulos que se ofrecen en España venden menos de 50 ejemplares en todo el año.

La velocidad a la que se van produciendo novedades literarias no permite que cada libro pueda tener el tiempo de exposición debida en librerías. A los pocos días, los libros pasan de la mesa de novedades a los anaqueles y a bodega, para dar cabida a lo nuevo. Los títulos que no muestran ningún movimiento suelen ser devueltos a las editoriales. Muchos de ellos irán a la trituradora para reciclar el papel y permitir tiradas de libros nuevos. Es una rueda de hámster que no se detiene.

Pese a que las ventas de libros se han incrementado desde el año pasado, tanto en España como en Latinoamérica, no se está ni cerca de llegar a los niveles pre pandemia, que ya venían a la baja. La gran esperanza para las librerías la ha constituido el creciente consumo de cómics y mangas, por un público lector joven, al que también le suele interesar la narrativa de géneros considerados de entretenimiento, como la novela romántica, el thriller, el horror, la ciencia ficción y lo fantástico.

En Latinoamérica, donde se publican menos títulos que en España, los problemas de recesión económica vividos por Brasil y Argentina, sumados al bajón de ventas por el COVID, incidieron en la situación del libro de aquellos países. A pesar de esto, México y Colombia han mantenido cifras sostenidas y sus mercados se recuperan paulatinamente.

¿Cómo incide entre los lectores y los escritores la baja en ventas en contraposición con la excesiva publicación?

Para el público lector, mantenerse al tanto de las novedades editoriales es complejo ante la sobre oferta. Quienes leemos estamos pendientes de nuestros autores preferidos y de las novedades de editoriales que consideramos son una apuesta bastante segura en cuanto a calidad de contenidos. Pero esa misma movilidad del libro, ante el exceso de oferta, obliga al lector a hacer compras impulsivas de títulos, por temor a no encontrarlos de nuevo.

Podría pensarse que internet y la amplia gama de redes sociales, que dedican parte de sus publicaciones a comentar o recomendar libros, podrían servir como guía. Pero un Tik Tok de pocos segundos no puede sustituir un comentario escrito, donde los atributos o limitaciones de un libro se pueden analizar con más detalle. La cultura de las redes sociales nos ha mal acostumbrado a la rapidez, a lo inmediato, a lo breve. Esto ha generado pereza lectora. Resulta más fácil (y divertido), ver un brevísimo video o leer un par de tuits donde se destroza un libro, que leer una novela de más de 250 páginas.

Esto coincide con una reducción, y casi total desaparición, de revistas y suplementos literarios que funcionaban como un observatorio de novedades, reseñas y críticas, que venían a poner en contexto las obras analizadas. Podría estarse de acuerdo o no con lo expuesto, pero ayudaba a tomar decisiones de compra y de lectura, generando además espacios de discusión y reflexión.

La evolución de las redes sociales y su aparente labor democratizadora de la comunicación, así como una tendencia generalizada de desprecio a las ciencias humanísticas, han ido cerrando financiamientos para subsidiar las mencionadas revistas y suplementos culturales. Ante el gradual vacío, ha surgido toda una oleada de influencers y hashtags, que han hecho del comentario literario su nicho de trabajo.

Demasiada gente está escribiendo y aprovechando las diferentes posibilidades gratuitas de varias plataformas, que permiten compartir su material, sin pasar por filtros editoriales exigentes. Las mismas editoriales están pendientes de las modas y tendencias del mercado y de la popularidad de algunas cuentas, para ofrecer a sus autores publicaciones en papel. Confían en que sus miles de seguidores se convertirán en compradores.

Por desgracia, cantidad no es señal de calidad. El mencionado Congreso de Librerías también mencionaba que, de toda esa interminable oferta de publicaciones, apenas el 2 % de lo vendido podía considerarse literatura.

Para quienes escribimos, la sobre abundancia de publicaciones en contraposición con las escasas ventas de títulos, convierte el mundo literario en un espacio altamente competitivo. En dicho espacio, el escritor centroamericano entra con evidente desventaja.

Centroamérica no es un mercado interesante para la industria del libro. La pobreza de la región junto con la limitada existencia de librerías y editoriales son factores de peso. El libro es un producto considerado como un lujo de clase media y no como algo accesible ni indispensable para la vida diaria de cada persona.

La misma carencia de editoriales es uno de los factores que casi obligan a nuestros escritores a buscar suerte en otras fronteras, pero es extremadamente difícil abrirse paso en un país extraño si no se tiene un contacto directo que garantice la lectura de tu obra. Ni eso es garantía de nada, porque no basta la calidad de la obra para lograr una publicación y mucho menos para “triunfar” como escritor.

Para los escritores centroamericanos, una de las grandes ambiciones es publicar un libro en España, en alguna editorial reconocida. Se anhela como una verificación de éxito literario, de una obra que es reconocida en otras latitudes. Pero a estas alturas, me parece sensato pensar en publicar en las capitales latinoamericanas (que cuentan con sucursales de las grandes editoriales), pero donde también existe una red de editoriales independientes que hacen una labor de publicación excepcional.

Quien quiera dedicarse a escribir una obra considerada literaria, tiene un camino cuesta arriba y lleno de obstáculos desde antes de publicar en papel. Pero dichos obstáculos funcionan como filtro y muchos se quedarán en el camino.

Seguimos los necios, los que todavía no hemos perdido esperanza en la literatura, aunque las condiciones para nuestro oficio sean cada día menos alentadoras.

(Publicado el domingo 3 de julio, 2022, sección editorial de La Prensa Gráfica. Foto de Pexels en Pixabay).

6 Comments

  1. Reblogged this on Opinión y actualidad and commented:

    Me ha parecido muy interesante y, por ello hoy les traigo este post del blog “Jacintario”, regentado por la escritora salvadoreña Jacinta Escudos, donde nos habla sobre cómo está el panorama literario y de lo que influyen en él las redes e Internet con su inmediatez.
    Cito: “La cultura de las redes sociales nos ha mal acostumbrado a la rapidez, a lo inmediato, a lo breve.”
    Es para la reflexión personal y, para mí, deja claro lo que nos está ocurriendo: no le dedicamos el tiempo ni la calma necesarios que requiere la lectura y, por supuesto, la escritura.
    ¿Qué opinan? en el ámbito literario ¿son mayores las ventajas o las desventajas que traen las redes e Internet?

    ¡Saludos!

    #Escritura #Lecura #RedesSociales #Internet #PanoramaLiterario #Jacintario

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  2. Muy interesante, para reflexionar también sobre lo que nos ocurre, en general, con “las redes” y la inmediatez. Con tu permiso, lo reblogeo. Gracias y ¡saludos!

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  3. Francisco Angulo says

    Muy apropiado el comentario de los Tik Tok y otros videos breves y su influencia sobre la pereza lectora y privarnos de apreciar una obra en su dimensión original.
    Viene a mi mente el advenimiento de MTV que impuso la necesidad de que cada canción nueva tuviese un video para tener posibilidades de ser tomada en cuenta. Muy acertada en su momento la canción de The Buggles: “Video Killed the Radio Star”.

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