El sábado 21 de enero de este año, 24 horas después de que Donald Trump asumiera la presidencia de los Estados Unidos, miles de mujeres marcharon en protesta alrededor del mundo contra lo que se estima será un gobierno que restringirá muchos derechos ciudadanos que afectarán, no sólo a las mujeres, sino también a inmigrantes, hispanos, musulmanes, afro-americanos y otros grupos minoritarios.
El evento, denominado Women’s March o Marcha de las Mujeres, demostró que sus temores no fueron ni son infundados. Tres días después del cambio de gobierno, las referencias al cambio climático fueron borradas de la página web de la Casa Blanca debido a que el Sr. Trump es negacionista. El sitio también retiró su versión en español de todas sus páginas, a pesar de que es el segundo idioma más hablado en aquel país. También se retiró la página de derechos LGBTQ.
No hay duda de que el público será informado de manera parcial o conveniente a los intereses del gobernante. Kellyanne Conway, ex jefa de campaña de Trump y su actual consejera, habló de “hechos alternativos” al referirse a la intervención del flamante Secretario de Prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, quien afirmó que la inauguración presidencial había sido la de mayor audiencia en la historia, información que varios medios se encargaron de desmentir de inmediato, con cifras y fotos contundentes.
Trump acaba de restablecer también la prohibición federal de financiar con fondos estadounidenses a toda organización internacional que trabaje en programas de planificación familiar, incluida la asesoría sobre el aborto. Dicha prohibición federal fue implementada por Ronald Reagan en los años 80 del siglo pasado, pero fue derogada por Bill Clinton una década después. Supongo que de aquí a que se publique esta columna, se tomarán otras medidas y decisiones que serán igual o más negativas que las ya tomadas.
Las organizadoras del Women’s March estiman que unas 4.9 millones de mujeres, hombres, jóvenes y niños participaron en 637 protestas efectuadas el mismo día en diferentes ciudades del mundo. Según el periódico inglés The Guardian, las concentraciones que tuvieron lugar en los Estados Unidos fueron las manifestaciones más grandes vistas en aquel país desde las marchas de protesta en los años 70 contra la guerra de Vietnam.
En la concentración previa a la marcha, varias personas de diferentes sectores y gremios hablaron o cantaron para la muchedumbre. Madres afroamericanas con hijos que fueron asesinados por la violencia policial y activistas del movimiento #SayHerName (contra la violencia policial hacia los negros en los Estados Unidos); mujeres nativas del pueblo Lakota que cantaron una canción de mujeres guerreras; activistas de las causas de Flint (contra la contaminación del agua en aquella localidad) y de Standing Rock (contra la construcción de un oleoducto en tierras pertenecientes a la nación Sioux); mujeres trans defensoras de los derechos LGBTQ y varias personalidades del mundo del espectáculo, fueron algunas de quienes hablaron.
Entre ellas también estuvo Wendy Carrillo, periodista y activista originaria de El Salvador, quien llegó a vivir a los Estados Unidos cuando su familia huyó de la guerra civil. Carrillo, quien radica en Los Ángeles, es candidata a congresista del Distrito 34 de California, convencida de que los ciudadanos deben atreverse a postular para cargos públicos y así lograr la capacidad de decisión o influencia desde las estructuras mismas del poder. Postularse a cargos públicos fue por cierto un consejo manifestado por el documentalista Michael Moore, cuando realizó su intervención previa a la marcha.
En mi opinión, la participación más importante fue la de la activista afroamericana Angela Davis, legendaria luchadora por los derechos civiles en los 70, profesora y autora de varios libros. Su discurso supo resumir en pocas palabras todos los sectores que se encuentran amenazados por “las agonizantes culturas del racismo y el heteropatriarcado”, haciendo recordar que los Estados Unidos fue un país fundado sobre el esclavismo y el colonialismo. “La historia no puede ser borrada como se borra una página web”, dijo Davis, en clara alusión a las páginas borradas de la web de la Casa Blanca. “Las luchas por salvar el planeta, salvar a las especies animales y vegetales, garantizar agua potable y aire puro son la zona cero de la lucha por la justicia social”.
Davis hizo un llamado a la resistencia contra la privatización de los servicios de salud, los ataques contra musulmanes e inmigrantes, los ataques contra las personas con desabilidades, la violencia de estado perpetrada por la policía, la violencia institucional y la violencia de género, en particular, contra las mujeres trans de color. Celebró la próxima liberación de Chelsea Manning y Óscar López, pero pidió la libertad para Leonard Peltier, Mumia Abu-Jamal y Assata Shakur.
“Los próximos 1,459 días de la administración Trump”, dijo Davis, “serán 1,459 días de resistencia: resistencia en el terreno, resistencia en las aulas de clase, resistencia en el trabajo, resistencia en nuestro arte y en nuestra música”.
El mensaje común de la mayoría de oradores y participantes de este evento fue resistir contra la violencia de estado en todas sus formas. Pero como señaló Davis, esta resistencia es convocada desde un feminismo inclusivo e intersectorial, “que nos llama a unirnos en resistencia contra el racismo, la islamofobia, el anti semitismo, la misoginia y la explotación capitalista”.
Que una cantidad tan abrumadora de mujeres alrededor del mundo se hayan movilizado en torno a una misma causa es un evento histórico que no debe ser menospreciado. Que además se haya logrado organizar a miles de personas en torno a un problema común y que esa iniciativa haya sido replicada en cientos de ciudades fuera de los Estados Unidos, es un mérito indiscutible del movimiento feminista.
Al finalizar su discurso, Angela Davis citó a otra afroamericana, Ella Baker, una luchadora del movimiento por los derechos civiles desde los años 30 en los Estados Unidos: “Nosotros, los que creemos en la libertad, no podremos descansar hasta que llegue”.
Preparémonos pues, porque esto apenas comienza.
(Publicada en revista Séptimo Sentido, La Prensa Gráfica, domingo 29 de enero 2017. Foto de portadilla: panorámica de la manifestación y la tarima central. Fuente: Voice of America en Wikkimedia Commons, dominio público).
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Como todo, el tipo tiene sus pro y sus contras, lo que no se puede negar es que es un nacionalista, un nacionalista recalcitrante.
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