Gabinete Caligari

Poe: un personaje de sí mismo

El 3 de octubre de 1849, un hombre delirante que necesitaba auxilio fue encontrado en las calles de la ciudad de Baltimore. Ese hombre fue llevado al Washington Medical College donde murió cuatro días después. El delirante nunca recuperó la cordura ni explicó lo que le ocurrió. Ese hombre era Edgar Allan Poe. Tenía 40 años.

Los periódicos de la época reportaron que había muerto por “congestión cerebral”, un término común para referirse a una causa de muerte “no respetable”. El certificado de defunción y sus registros médicos desaparecieron tiempo después. Eso impide al día de hoy definir cuál fue la causa exacta de su muerte. Se especula que pudo ser por delirium tremens, epilepsia, sífilis, meningitis, cólera, rabia o una condición cardíaca.

Hay también quien sostiene que Poe fue víctima de una práctica conocida como “cooping” (que traducida significaría “enjaulamiento”). Esta práctica era llevada a cabo durante el siglo XIX en días de votaciones. Pandillas secuestraban a gente cualquiera de la calle, la encerraban, les daban alcohol o drogas y los obligaban a ir a votar varias veces en el mismo día, por el candidato para el cual trabajaba la pandilla. Para variar su identidad les cambiaban la ropa y les ponían pelucas o bigotes falsos. Esa sería una explicación probable al hecho de que Poe apareció vestido con ropa que no era propia y de su desaparición de tres días, antes de ser encontrado, y durante los cuales no se sabe qué ocurrió.

Mucho se ha especulado desde entonces no sólo sobre la causa real de su muerte, sino también sobre su vida completa, de la cual se han contado historias que se confunden con la realidad.

Parte de la fama oscura de su vida proviene de Rufus Wilmot Griswold, poeta, editor y crítico, que sentía una gran rivalidad y resentimiento hacia Poe. El rencor comenzó luego de una crítica que éste hizo de una antología de poesía elaborada por Griswold, en la que cuestionaba a los autores incluidos, pero también a los excluidos. La rivalidad se extendió al campo laboral gracias a que Griswold sustituyó a Poe como editor de la Graham’s Magazine (incluso ganando un sueldo mayor). Otro motivo de discordia entre ambos fue el interés romántico en la misma mujer, una poeta llamada Frances Sargent Osgood.

Cuando Poe murió, el único obituario que apareció fue escrito por Griswold. Publicado bajo el seudónimo de “Ludwig” en el New York Tribune, el texto arranca diciendo que su muerte “podrá sorprender pero no será lamentada por nadie” ya que tenía pocos amigos, si acaso alguno. Describe a Poe de manera contradictoria. Lo alaba como genio, pero también lo describe como un demente, un hombre que erraba por las calles, hablando solo, irascible, envidioso y a quien no podía contradecírsele sin entrar en cólera. En lo literario, lo describe como “un constructor ingenioso” en sus cuentos, diciendo que destaca más como poeta, sobre todo por su célebre “El cuervo”.

Griswold logró convencer a todos de que la última voluntad de Poe fue convertirlo en su ejecutor literario, según una supuesta carta extendida por una tía del escritor en junio de 1849. No hay claridad sobre este asunto. No se sabe si Poe en realidad manifestó ese deseo (algunos dicen que persuadido por la poeta Osgood) o si se trató de un oportunismo de Griswold, quien convenció a la tía de Poe de darle su apoyo.

Meses después de la muerte de Poe, Griswold co-editó una colección póstuma de su obra en tres volúmenes. Los beneficios económicos de aquellas ediciones no fueron compartidos con ninguno de los familiares sobrevivientes de Poe, entre ellos su hermana menor Rosalie, quien por ser la pariente más cercana, debió ser la receptora de los derechos de autor.

En esa publicación, Griswold incluyó un texto suyo titulado “Memoria de un autor”, donde describió al escritor como un loco, adicto a las drogas, que pasaba borracho todo el día. Sustentó su semblanza en cartas falsas. Muchas personas que conocieron a Poe denunciaron a Griswold como mentiroso y de contar verdades a medias, pintando un cuadro basado en “viejos prejuicios y enemistades”, acusándolo además de “abuso de confianza y de tomar venganza de los muertos”.

Thomas Holley Chivers, poeta y amigo de Poe, escribió después un libro llamado New Life of Edgar Allan Poe (Nueva vida de Edgar Allan Poe), desmintiendo algunas de las aseveraciones de Griswold y declarándolo incapaz de ser su ejecutor literario. Chivers conocía de cerca al escritor. Primero mantuvo correspondencia con él durante cinco años (entre 1840 y 1845) y luego lo conoció personalmente, en el periodo en que la esposa de Poe, Virginia, estaba en crisis por su tuberculosis.

Pocos meses después de su encuentro, Chivers advirtió a Poe sobre los peligros del alcoholismo, diciéndole que no debía desperdiciar su talento de esa manera. Muchas veces fue Chivers el encargado de buscarlo en sus noches de farra y llevarlo de regreso a casa, cuando ya Virginia no podía hacerlo.

Pero la exacerbada admiración que sentía Chivers por Poe también tenía su lado torcido. Después de muerto Poe, Chivers declaró que los poemas “El cuervo” y “Ulalume” eran plagios de poemas suyos. Algunos críticos han indicado que, si acaso, los poemas que Chivers menciona como plagiados son en realidad muestras bastante mediocres de lo que Poe elaboraría después con toda maestría, por lo que no podía hablarse de “plagio”.

Mucho de lo que hoy creemos saber sobre la vida y el carácter de Edgar Allan Poe surgió del retrato distorsionado que hizo Griswold al publicar su obra completa. Si en vida Poe tuvo muchos admiradores, fue a partir de esa publicación que adquirió más lectores, posiblemente por el morbo que causaba la idea de un escritor en apariencia oscuro y maldito.

Así con el tiempo, sumando el retrato mal intencionado que pintara Griswold a la realidad de su vida atribulada, Edgar Allan Poe se terminó convirtiendo en un personaje de sí mismo.

(Publicada domingo 3 de noviembre 2013, en revista Séptimo Sentido, La Prensa Gráfica).

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