Gabinete Caligari

Diane Arbus: cronista inquietante

Era el 26 de julio de 1971, en uno de los apartamentos del Wesbeth Artists Community de Nueva York, un complejo de apartamentos de bajo costo para artistas. Una mujer de 48 años toma primero una gran cantidad de barbitúricos. Luego se mete en la bañera con todo y ropa y se corta las venas. Sería encontrada dos días después por su íntimo amigo y amante Marvin Israel. La mujer en la tina era Diane Arbus.

No había nota de suicidio así es que muy poco se sabe de los motivos que tuvo la fotógrafa para suicidarse. Sin embargo, durante toda su vida, y particularmente el año anterior a su muerte, Arbus había sufrido de fuertes depresiones que se agravaron cuando contrajo hepatitis. La depresión parece que estuvo en el centro de su decisión de quitarse la vida pero también parece ser el origen subterráneo de la estética creada en sus peculiares fotos.

Diane Nemerov nació el 14 de marzo de 1923 en el seno de una rica familia judía. Su padre, David Nemerov, era un duro trabajador, hijo de emigrantes rusos. Su madre Gertrude era la hija del dueño del almacén Russek’s, una tienda de pieles ubicada nada menos que en la Quinta Avenida. Luego del casamiento, David se dedicó al almacén transformándolo en una tienda por departamentos, manteniendo la sección de pieles y abriendo una sección de moda femenina para lo que se decía David tenía buen ojo. Sabía prever lo que estaría de moda en las temporadas siguientes.

Diane creció junto a sus dos hermanos en grandes apartamentos ubicados en Central Park West y Park Avenue. La crisis económica de los 30 no impactó en la economía familiar. Diane creció dentro de este ambiente siendo una niña protegida y alejada de la realidad, según ella misma contaría tiempo después.

Pero no todo era ideal en este panorama. El padre se mantenía alejado por el trabajo y la madre sufría de graves depresiones. La niña, de ojos verdes y de cuerpo delgado, desarrolló entonces una fascinación por la gente que iba conociendo. Y uno de esos fue Allan Arbus, un empleado del departamento comercial del almacén de sus padres. Ella tenía 13 años. Cuando tuvo 14 se hicieron novios pese a las reservas de la pareja Nemerov. Con tal de ver su hija feliz, consintieron en el matrimonio de Allan y Diane cuando ésta cumplió los 18 años.

Allan Arbus ya estaba interesado entonces en la fotografía. Y cuando estalló la II Guerra Mundial, fue enlistado. Pudo cumplir su servicio como fotógrafo militar. Al volver de la guerra, Allan decidió abrir su propio estudio fotográfico junto a Diane, dedicándose sobre todo a la fotografía de modas.

Fue Allan Arbus quien le diera su primera cámara a Diane. Y aunque en el estudio ella trabajaba como estilista y directora artística, comenzó a tomar algunas fotografías. Para 1947, el prestigio de las fotografías del estudio Arbus fue aumentando y fueron publicadas en revistas como Vogue, Harper’s Bazaar y Glamour de manera regular.

Pero los Arbus odiaban el mundo de la moda. Había reglas de iluminación y composición tan estrictas que no les permitía hacer otro tipo de propuestas. Diane por su parte empezó a aprender el oficio muy rápido. Primero, en el cuarto oscuro con su esposo. Luego tomó clases con Berenice Abott. Pero fueron las clases con Lisette Model, a comienzos de 1956, las que marcarían dramáticamente la vida de Diane.

En 1958 decidió separarse de Allan y emprender su propia carrera como fotógrafa, comenzando con asignaciones que le fueron encargadas por revistas como Esquire y The Sunday Times Magazine.

Poco a poco fue desarrollando el método de trabajo que daría como resultado sus peculiares fotografías: deambulaba por los barrios bajos de la ciudad, iba a los circos a hablar con los que trabajaban allí, por las noches asistía a bares y a clubes en busca de los personajes que le interesaban: enanos, mujeres con barba, lanzafuegos, gemelos, gigantes, personas con enfermedades mentales, mendigos, borrachos, drogadictos, travestis, nudistas.

Parte de su método de trabajo consistía en perseguir a estas personas hasta lograr hablar con ellos. Y hablaban muchas horas hasta lograr ablandarlos, por decirlo de alguna manera, hasta que las defensas o la pose que usaban en público caían y quedaba la verdadera persona debajo de la máscara. Era entonces cuando Diane Arbus comenzaba a tomar sus fotos.

El resultado de esto ha sido un cuerpo de trabajo que, al ser confrontado por el observador, es difícil mantenerse impasible. Son fotografías que transmiten un elemento perturbador, aunque a veces es difícil definir el motivo a primera vista. Por lo general, las fotos de Diane Arbus atrapan a sus personajes de frente, en blanco y negro. Los personajes miran muchas veces a la cámara aunque hay excepciones, como la conocida foto del gigante que está parado junto a sus padres en la sala de su apartamento. El hombre, inmenso, está algo inclinado pues el techo del lugar es demasiado bajo. Y sus padres, pequeños junto a él, miran hacia arriba para poder ver el rostro de su hijo.

Mucho se ha especulado el motivo por el cual Diane Arbus se sentía fascinada por este tipo de personas. Y por qué, aún retratando a personas cotidianas en la calle o en un parque, siempre sabía sacar de ellos un gesto de infelicidad, de rabia, de desconcierto. No sería extraño pensar que buscaba proyectar, a través de esas emociones en los demás, los sentimientos oscuros contra los cuales batallaba a través de sus propias depresiones.

Ella misma explicaba la relación con estos personajes raros o inusuales, a los que en inglés se llama “freaks”: “Los freaks eran una cuestión que yo fotografié mucho. Fue una de los primeros motivos que fotografié y poseía un tipo de excitación terrorífica para mí. Yo empecé como a quererlos. Todavía hoy aprecio y quiero a mucho de ellos. Yo realmente no quiero aseverar que ellos son en sí mis amigos, sino más bien que ellos me hicieron sentir una mezcla de vergüenza y temor. Hay una cantidad de leyendas sobre los freaks. Todo para ellos sucede como en un cuento de hadas. Los freaks nacieron con su trauma. Ellos ya han pasado su prueba en la vida. Ellos son aristócratas”.

Pero no sólo fotografiaba a personajes raros. También fotografió por encargo, para algunas revistas, a una serie de escritores y famosos, como la actriz Mae West, Norman Mailer, Susan Sontag y Jorge Luis Borges. La foto de Borges fue publicada en la revista Harper’s Bazaar en marzo de 1969. En ella se mira a Borges, parado de frente, con ambas manos apoyadas en un bastón y con árboles secos detrás, los árboles del Central Park, donde fue tomada.

Estos encargos eran necesarios para su subsistencia. Pese a que crecía su reputación como artista, su situación económica no era buena y muchas veces las fotografías que enviaba o le eran solicitadas por las revistas, no eran publicadas (y por lo tanto, no eran compradas), por ser consideradas inquietantes.

En los últimos dos años de su vida obtuvo un permiso especial para retratar a gente con severo retardo mental, recluidos en una institución de Nueva Jersey. Esta serie fue la que terminó siendo conocida como “Untitled” (Sin título). Combinando el uso del flash con la luz del día y con sujetos en movimiento, Arbus logró encontrar lo que quería según escribió en una carta. La combinación de la luz de la tarde y la peculiar luz invernal fueron su gran descubrimiento. En su cuaderno personal de notas apuntó las características de los sujetos que iba incluyendo en sus fotografías. Lo que más alegraba a Arbus era la conexión que había logrado con los pacientes y que se reflejaba en las fotos.

Hay una leyenda urbana que dice que Diane Arbus tomó fotografías de sí misma mientras se desangraba en la tina de baño. Pero nadie dice haber visto dichas fotos. Lo que sí es cierto es que en su cuaderno de notas hizo un breve apunte: “última cena”, detalle que fue registrado en el reporte de la autopsia que hizo la policía. Las páginas fueron luego eliminadas, seguramente por su hija Doon, quien se convirtiera en la albacea del legado de Diane Arbus y quien, durante muchos años, no autorizó la publicación de sus fotos.

(Publicado en la revista Séptimo Sentido, La Prensa Gráfica, domingo 19 de agosto 2012).