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Portadas de libros de Salarrué y Claudia Lars.

Dos clásicos literarios salvadoreños

Este año se conmemora el 125 aniversario del nacimiento de dos de las más renombradas figuras de la literatura salvadoreña: Salvador Salazar Arrué (conocido como Salarrué) y Carmen Brannon (conocida como Claudia Lars). Salarrué nació en Sonzacate, departamento de Sonsonate, el 22 de octubre de 1899. Poco menos de dos meses después, el 20 de diciembre, nacería en Armenia, departamento de Santa Ana, Claudia Lars. Años después se conocerían, algo quizás inevitable para dos personas que comenzaban una carrera literaria en el reducido ambiente cultural del país.

Portada de la página web de la Colección Virtual Salarrué. A mano derecha hay una pequeña foto del escritor, el resto es el texto de presentación.

Para conocer mejor a Salarrué

Desde hace un par de semanas, está a disposición del público la Colección Virtual Salarrué, un importante rescate documental de uno de nuestros artistas más emblemáticos. Dicha colección está alojada en el repositorio virtual de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas de El Salvador (UCA), donde también están alojadas otras valiosas colecciones. Esta recopilación es uno de los productos resultantes de un amplio proyecto de investigación, encabezado por el escritor salvadoreño Miguel Huezo Mixco, titulado “Intelectuales y el poder. Los roles públicos de Salarrué entre 1931 y 1944”. La realización del mismo fue posible gracias al apoyo del Fondo de Investigación Académica de la Vicerrectoría de Investigación de la UCA.

Puesiesque

Cuando don Salvador Salazar Arrué se iba caminando a su trabajo en el diario Patria, se entretenía en el camino por quedarse platicando con los niños que iba encontrando. Aquellos niños con los que hablaba Salarrué eran de La Candelaria, El Calvario y La Vega, los barrios periféricos semi urbanos de San Salvador, barrios populares donde los niños también salían a trabajar como canillitas o como ayudantes en los mercados y las ventas callejeras; algunos mayorcitos iban siendo aceptados como aprendices en talleres de zapatería, talabartería o carpintería. Algunos, no todos, iban a la escuela.