Cine, Columna de opinión

Amistades perdidas

Hace poco tuve oportunidad de ver la película The Banshees of Inisherin (2022) del director Martin McDonagh. En Hispanoamérica la titularon como Los espíritus de la isla. Fue nominada a diferentes premios cinematográficos, ganando varios de ellos. Está protagonizada por Colin Farrell y Brendan Gleeson, quienes ya habían trabajado en el 2008, junto con McDonagh, en la comedia negra En Brujas (In Bruges).

La historia de The Banshees… transcurre en una isla irlandesa, donde dos amigos de toda la vida, Pádraic y Colm, terminan su amistad. Esto ocurre de manera impuesta, ya que es Colm el que, de un día para otro y sin darle explicación alguna a Pádraic, decide que ya no quiere hablar con él. Tenían por costumbre tomarse unas cervezas después de los oficios del día. La comunidad entera sabe de su amistad y están tan extrañados, como el mismo Pádraic, por aquel distanciamiento.

Pádraic se rompe la cabeza intentando comprender lo que ocurre con su amigo. En varias ocasiones, busca a Colm para tener una explicación. Quiere que las cosas vuelvan a la normalidad. Quiere mantener su rutina y recuperar a su amigo. ¿Será que dijo o hizo algo que molestó al otro? ¿Colm está deprimido o enfermo y necesita unos días a solas?

Ante la insistencia de Pádraic y su inevitable presencia, en una pequeña comunidad donde todos se conocen y se encuentran en los caminos, en el puerto o en el pub, Colm por fin se toma el tiempo para explicar lo que le ocurre. Lo que viene quizás puede considerarse un spoiler, pero debo mencionarlo para ir al punto de mi reflexión.

Colm le dice a Pádraic que ya no le cae bien, que lo considera una persona aburrida. Colm ya tiene sesenta años, piensa más en la muerte que en la vida, no tiene mujer ni hijos y cree importante encontrar alguna manera de trascender, de dejar algo de sí en el mundo. Colm, que toca el violín, trabaja en la composición de una canción que, espera, pueda seguirse tocando en la isla incluso después que él haya muerto. Eso le parece más importante que seguir la amistad con una persona a quien considera demasiado sencilla y que siente no está en su misma sintonía o etapa de vida. Pasan muchas cosas más, trágicas y cómicas. Pero este es un corto resumen del conflicto de la película.

The Banshees of Inisherin me dejó pensando mucho en nuestro concepto de la amistad, un tipo de interacción humana que solemos idealizar. Pensamos que las amistades son más fáciles de construir y mantener que las relaciones amorosas. Creemos que son más fluidas, que ocurren como por generación espontánea; que a los amigos, al igual que la familia, se les perdona todo; que los amigos de confianza son nuestra familia elegida y que la amistad, cuando es verdadera, dura para siempre.

Pero esa idealización nos impide tener una visión objetiva de las amistades. Nos cuesta comprender que, como toda interacción humana, son relaciones complejas, diversas y que establecemos vínculos que tienen diferentes capas y niveles de confianza. La interacción que establecemos con otras personas termina generando dinámicas únicas entre dos personas.

Tendemos a pensar que las verdaderas amistades son eternas, cuando muchas veces, tenemos amistades que duran y que nos acompañan solamente durante algunas etapas de la vida. Esas amistades quedan suspendidas cuando la etapa cambia (por ejemplo, cuando nos mudamos de país o cuando cambiamos de lugar de trabajo o estudio). Eso no significa que no pueda mantenerse un contacto o que el cariño desarrollado hacia la otra persona se vea alterado. Hay amigos que uno no ve durante años y, cuando ocurre el reencuentro, se retoma la plática como si nada, sin que el silencio del tiempo afecte de ninguna manera el cariño, la confianza o la dinámica de la relación.

Una amistad no necesariamente termina como consecuencia de un problema o una discusión. El ejemplo de la película es elocuente. Hay gente que te deja de dirigir la palabra de un momento a otro, sin explicación lógica. Hay gente con la que ya no nos queremos relacionar porque vemos o descubrimos conductas que no nos agradan, pero no encontramos la manera de hacérselo saber a la otra persona y preferimos retirarnos, sin reclamos ni discusiones, que pueden ser difíciles.

Quizás toda esa idealización que hacemos sobre la amistad es la que también produce conductas dolorosas. Tiene que ver con la inmadurez por conversar y aceptar que una amistad no puede continuar, por el motivo que sea. Quizás preferimos no decir nada porque no sabemos cómo afrontar a la otra persona ni cómo poner en palabras lo que sentimos.

Hay códigos inviolables entre amigos. La deslealtad, la traición, el utilitarismo, las indiscreciones, el desbalance entre lo que se da y lo que se recibe. Pero hay amistades que se extinguen de manera imperceptible: una llamada que no vuelve a hacerse; un encuentro que no se concreta; la simple desidia y el correr de los días; el cansancio de nuestras vidas o la percepción de vivir una etapa que no podemos o no sabemos cómo compartir o conversar con los demás.

Las amistades que terminan duelen mucho. Es un tipo de duelo poco reconocido y poco hablado. La forma del distanciamiento puede dejar dañada nuestra confianza, sin posibilidad de reconstruir o salvar algún tipo de relación. En ese sentido la amistad, al igual que el amor, es algo que se puede romper sin remedio y para siempre.

A medida que pasan los años, hacer amistades nuevas se torna en todo un reto. La experiencia acumulada nos hace aprender a desconfiar y a no abrirnos tan rápidamente ante otras personas. Las amistades que se pierden o se extinguen no pueden ser repetidas porque, como dije, se establecen dinámicas únicas con cada quien.

Si tiene la oportunidad, le recomiendo ver The Banshees of Inisherin. Sin duda, le dejará pensando y recordando sus propias amistades, las antiguas, las terminadas, las vigentes, las que se extrañan.

(Publicado en La Prensa Gráfica, sección de opinión, 25 de febrero, 2024. Fotograma de la película The Banshees of Inisherin).

3 Comments

  1. Carlos Camacho's avatar
    Carlos Camacho says

    La amistad y los amigos
    son dos cosas diferentes:
    la amistad es una definición del diccionario,
    pero es que entre amigos hay de todo;
    están los que se disuelven,
    como las babosas,
    que no dejan ni siquiera
    el hilo luminoso que dejan las babosas
    cuando son ellas
    las que van camino a disolverse.

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