¿Serán sustituidos los medios informativos tradicionales por los medios digitales? ¿Hay espacio para que convivan ambos? ¿Qué nuevas capacidades exige el periodismo digital a los periodistas y a las redacciones que trabajan en ese tipo de medios? ¿Qué herramientas impulsan la innovación en el periodismo digital? ¿Cómo interactúan los medios digitales con sus audiencias en la construcción de sus contenidos? ¿Cómo puede sobrevivir un medio tradicional ante estos cambios?
Esas fueron algunas de las preguntas que varios periodistas y editores discutimos durante el 2º. Foro Latinoamericano de Medios Digitales y Periodismo, que se llevó a cabo en la ciudad de México el pasado 22 y 23 de noviembre.
El Foro se originó ante la falta de espacios en nuestro continente que reflexionen a profundidad sobre el medio digital en español. Organizado por la asociación civil Factual_, con el respaldo de la Universidad Iberoamericana, Google México y Telmex Hub, el 2º. Foro reunió a representantes de varios medios digitales de comunicación de Latino América como La Silla Vacía, Plaza Pública, Semana, CNN México, Vice, El Puercoespín y Future Challenges (sección Latino América), entre otros.
Es notable la aparición, en años recientes, de muchos portales informativos de todo tipo que se han convertido en referentes importantes. De hecho, el día antes de comenzar el Foro, La Silla Vacía ganó el Premio de Periodismo Gabriel García Márquez por Proyecto Rosa, una página creada para visibilizar la historia de Rosa Hernández y los líderes de las víctimas del conflicto armado en Colombia.
La relevancia que los medios informativos digitales han tomado, obliga a la reflexión sobre la forma tradicional de hacer periodismo y de emitir o recibir las noticias.
La revolución tecnológica que estamos viviendo desde hace algunos años está cambiando paradigmas. Los patrones de conducta y de construcción de pensamiento de quienes están creciendo o han crecido en la era digital, son totalmente diferentes de quienes nos criamos en tiempos anteriores. Para estos últimos no veo más que dos alternativas: seguir con las viejas costumbres, añorando los tiempos ya idos y resistirse a los cambios, o sumarnos al carro del cambio e ir aprendiendo y abriendo nuestra mente a las posibilidades y las ventajas que la tecnología nos ofrece a futuro.
Estos cambios de paradigmas obligan a repensar muchos hábitos y a cuestionar la existencia de instituciones que parecían inalterables. Por ejemplo: si las últimas noticias están al alcance de un par de teclas en nuestros teléfonos o computadoras a cualquier hora, ¿para qué leer el periódico de ayer, como decía aquella canción del gran Héctor Lavoe?
El constante fluir de información que hay en internet es todo un reto para los medios tradicionales. Los noticieros de radio y televisión así como los periódicos impresos, están en el dilema de cómo continuar su oficio periodístico y sus modelos de negocios.
No sólo los contenidos están en juego sino también su presentación. Lo visual es uno de los más fuertes componentes para hacer llegar la información en internet. Esto ha impuesto estéticas y dinámicas visuales que logran que un lector, en muy poco espacio y con presentaciones agradables e interactivas, tenga la información que necesita, en pocos párrafos. Infográficos, videos y galerías de fotos son algunos de los recursos más poderosos para proporcionar información de manera rápida y efectiva.
El lector de noticias también ha cambiado. Ya no es un lector pasivo, sino participativo. Puede comentar la noticia o la columna, compartirla en sus redes sociales, buscar diferentes versiones de un hecho en otras páginas e incluso verificar datos dudosos o extraños. Puede buscar lo que quiere saber en cualquier sitio web. También puede presentar su propia versión de los hechos en blogs personales o colectivos.
Una de las inquietudes del público durante el evento giró en torno a la brecha digital, es decir, cuántas personas tienen acceso a internet. Dicha brecha limita el acceso pleno a la información de parte de la ciudadanía. Mientras internet no sea un servicio masivo, el acceso a la información continuará limitado al grupo privilegiado que tenga la capacidad económica para comprar computadoras, tabletas o teléfonos inteligentes, así como para pagar servicio de internet domiciliar o celular.
Es en esa brecha digital donde los medios impresos todavía juegan un papel importante. El reto que se les presenta es crear contenidos de mayor profundidad y largo alcance, textos que continúen vigentes entre la hora del cierre de redacción y la hora en que el periódico sale a la calle.
Varios periódicos de larga trayectoria y de mucha respetabilidad en el mundo han tenido que cerrar, ante la imposibilidad de mantenerse a flote económicamente. Algunos han adoptado nuevas estrategias de negocios. The New York Times vende suscripciones en su sitio web para quienes quieran leer más de los 10 artículos gratis que permite mensualmente. De manera similar, El País de España tiene disponibles algunas de sus secciones y suplementos únicamente para suscriptores.
Pero esta revolución tecnológica no ha terminado. Estamos, apenas, en el período de transición. Falta mucho por inventarse.
Aquí es donde entra en juego el factor humano. ¿Hasta dónde llegará la revolución tecnológica? Las posibilidades parecen infinitas. El único límite es la imaginación y el atrevimiento del ser humano.
¿Cómo se estrechará la brecha digital? Con el empoderamiento de la ciudadanía y nuestra exigencia de tener acceso a todos los medios para informarse. Será la exigencia ciudadana la que permita acceso a wifi gratis en la mayor cantidad de lugares públicos, por ejemplo.
Internet permite repensar no sólo el oficio periodístico sino también al periódico en sí, como objeto. La creación de nuevas narrativas utilizando no sólo texto, sino también herramientas audiovisuales, es la emocionante tarea que tendrán los medios digitales en el futuro inmediato. Para quienes escribimos, la renovación de formas y la calidad de los textos son obligatorias.
La revolución tecnológica no tiene vuelta atrás. El futuro está cerca. Y no queda ninguna duda de que es digital.
(Publicado en revista Séptimo Sentido, La Prensa Gráfica, domingo 1 de diciembre de 2013).