Gabinete Caligari

SOPA

El pasado 14 de enero, el Congreso de los Estados Unidos anunció que congelará la votación de la ley SOPA hasta encontrar consenso entre republicanos y demócratas para su aprobación. Esta ley estaba programada para discutirse el 24 de enero de este año. SOPA, la sigla en inglés para Stop Online Piracy Act (traducido sería Decreto para Detener la Piratería en Línea), fue propuesta en octubre del 2011 por el representante Republicano de Texas Lamar Smith, y busca combatir la descarga ilegal de contenidos con derechos de autor subidos a la red.

Esto en principio suena inofensivo y hasta correcto, pero las implicaciones que tienen para lo que conocemos como el funcionamiento actual de internet son dramáticas y profundas.

De ser aprobada, el Departamento de Justicia tendría el poder de criminalizar cualquier y toda página web que aloje contenidos sospechosos de ser pirateados o que estén violando leyes de derechos de autor. Usted no podrá, por ejemplo, subir a YouTube su interpretación personal de las canciones de Michael Jackson porque esas gozan de derechos de autor, los videos podrán ser cancelados y usted multado y hasta penado con 5 años de cárcel. Millones de blogs en el mundo ya no podrán compartir enlaces ni materiales ni citas de autores de libros o de artículos de otras páginas “autorizadas”. Páginas como Facebook y Twitter, cuyo contenido descansa en gran parte en el intercambio de información de todo tipo, podrían ser penadas y canceladas por un único vínculo sospechoso de piratería que alguno de sus usuarios suba a la red.

Para lograr eso, SOPA estaría implementando un sistema de super-vigilancia en toda la red, que obligaría a las empresas proveedoras de internet en todo el mundo a monitorear los contenidos de sus usuarios, incluyendo sus correos electrónicos, los mensajes o los contenidos que la gente haga en muros o blogs, comentarios que haga en alguna página web, etc. O sea, toda la información que entre y salga de su computadora estaría vigilada constantemente y todos los paquetes de información que sean enviados y/o recibidos serían abiertos para saber de qué se tratan y saber si usted está infringiendo la ley. Esto ocurriría, por supuesto, sin el consentimiento del usuario.

SOPA también tendría la potestad de bloquear las direcciones IPS (que es desde donde usted tiene su cuenta de internet) y los nombres de dominio de páginas, como ya ocurre en China, Irán y Siria, si consideran que la página a ser bloqueada está violentando la ley.

Si alguien piensa que esto no debe preocuparnos porque la ley se emitiría en los Estados Unidos, debemos pensar en las consecuencias que esto tiene a nivel global y no solamente local. ¿Cuántos de los servicios que utilizamos en internet tienen su origen en aquel país? Son muchos más de los que usted se imagina y además con la potestad que le conferirá la ley de intervenir a las empresas proveedoras de internet a nivel mundial para vigilar y proteger a nivel local sus servidores, prácticamente todos seremos afectados. Con la simple eliminación de las redes sociales, nuestra vida cambiaría sustancialmente.

Hay cientos de empresas que están a favor y en contra de esta ley. Entre las que están en contra se encuentran gigantes como Google y Yahoo, las dos grandes manejadoras de correos electrónicos y de búsqueda en red, además de proveedoras de otra serie de servicios por internet.

Las empresas que están en contra han comenzado fuertes campañas para oponerse a lo que consideran sería una ley de censura en internet y que modificaría nuestro comportamiento aún fuera de ella. Recordemos el apoyo significativo que brindaron las redes sociales a los movimientos insurreccionales en los países árabes el año pasado y sabrán de lo que les estoy hablando. Muchas de las movilizaciones y de la información que no era posible obtenerse por los medios tradicionales gracias a las férreas censuras de los gobiernos, se obtuvieron por medio de Twitter, Facebook y algunos blogs.

Las empresas en contra amenazaron con hacer un apagón virtual de 24 horas el lunes 23 de enero como una medida de presión previa a la discusión, para que los congresistas prueben lo que sería “la vida sin internet” o sin muchas de sus páginas más importantes y representativas. Otras empresas ya tienen en sus logos cintas negras cubriéndolos en señal de censura para mostrar su desaprobación a esta medida y otro grupo de empresas promete hacer un apagón virtual de 12 horas el 18 de enero.

Por supuesto, también los hay quienes favorecen esta medida, sobre todo la industria musical y fílmica de los Estados Unidos, quienes creen que con ello va a pararse la piratería que ha afectado sus márgenes de ganancia en los últimos años. Otras de las empresas a favor son Apple, Microsoft, Adobe, Disney y algunas casas editoriales como Penguin Books y Random House, entre otras.

Una de las principales críticas que se le ha hecho a SOPA, además de sus intentos de censurar la red y de crear con ello un estado de super-vigilancia mundial sobre este medio de comunicación, es que ataca en mal momento a uno de los pocos sectores que en estos tiempos de crisis económica es todavía capaz de generar ganancias sustanciales y que promete crecimiento. Miles de empleos se perderían si llegara a consolidarse.

Otra de las críticas que ha recibido es la vaguedad del lenguaje de la ley, que permitiría vacíos interpretativos donde cualquiera podría ser acusado. La ley puede interpretarse de manera tan amplia que desde el proveedor de internet hasta el simple usuario pueden convertirse en objeto de persecución legal. Las penas contempladas por el momento van desde la simple desconexión, pasando por una multa económica hasta 5 años de cárcel.

¿Y qué significaría esto para el usuario común de internet? En primer lugar significaría que tendríamos que practicar la auto-censura permanente pues estaríamos supervigilados en todo momento y espacio en que usemos la red. No podríamos compartir enlaces de artículos que hemos leído y nos han interesado, no podríamos compartir nada de hecho (a menos que fuera de nuestra autoría personal y que eso no incluya ni siquiera una cita a terceros sin violentar sus derechos de autor). Los blogs y las redes sociales, si no desaparecerían totalmente, se transformarían en algo que no sabemos si nos vaya a gustar. Otros espacios es posible que no funcionen más, como por ejemplo Wikipedia. Eso si los usuarios lo aceptan todo sumisamente.

Ya hay cientos de páginas y servicios informativos en la red, en varios idiomas, que brindan información sobre esta ley y todas sus consecuencias. Existe una aplicación Android, por ejemplo, que cita a todas las empresas que están a favor de la ley SOPA para que el usuario boicotee sus productos. Se está solicitando enviar cartas a congresistas y al Senado de los Estados Unidos. Se comparten videos y notas informativas sobre SOPA y también se hacen marchas de protesta.

Mientras tanto, ante las presiones y comentarios en contra, incluso de la misma Casa Blanca, el Congreso anunció que congelará la votación de esta ley hasta encontrar el consenso necesario. Pero esto no significa que SOPA ha sido eliminada del todo, nada más ha sido archivada.

La verdad es que internet, tal cual lo conocemos ahora, se ha venido a constituir en una necesidad de comunicación más que, de ser modificada en su funcionamiento, causaría miles de trastornos en nuestra vida. Desde las tareas escolares que hacen los estudiantes hasta los contenidos que enviamos por correo electrónico, que es sin duda la  forma de comunicación por excelencia hoy en día, todo eso se vendría abajo con SOPA.

Internet se ha caracterizado además durante toda su existencia por la libertad de sus contenidos. Millones de intercambios comerciales, culturales, sociales, informativos y de toda índole ocurren cada día en internet gracias al modelo de libertad irrestricta que ahora existe. Alterarlo en función de detener la piratería es casi imposible sin afectar el estado actual de cosas de manera drástica. Y en lo personal no creo que detenga la piratería de películas y música, que es lo que sobre todo se desea.

Lo que se necesita para combatir efectivamente la piratería no son nuevas formas de represión sino nuevos modelos de negocios que permitan que todas las partes salgan beneficiadas, tanto los artistas, los empresarios como el público.

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