El autor no pudo lidiar con el rechazo de la que consideraba su obra maestra ni con los reveses de la vida, que se ponía cada vez más necia y perra, complicando cada vez más las cosas. De ahí todo fue cuesta abajo: Kennedy Toole comenzó a desmoronarse, estaba deprimido y se sentía un fracasado; por si fuera poco, las cosas no iban bien en casa.El 20 de marzo, tras una fuerte discusión con su madre desapareció; sólo se sabe que se dirigió a la costa oeste y a Georgia, donde visitó la tumba de la escritora Flannery O’Connor. Su cuerpo fue encontrado seis días después a las afueras de Biloxi, Mississippi.Ken dejó una nota para su madre, quien la destruyó de inmediato e hizo comentarios confusos sobre su contenido; jamás volvió a tocar el tema. Su muerte pasó desapercibida, uno de tantos pobres diablos que se quitan la vida a diario porque no le encuentran sentido; sería hasta 1980 que el mundo conocería a Ignatius Reilly y pondría a su autor en el pináculo.Cuando Thelma Toole encontró el manuscrito de su vástago comenzó a peregrinar por las editoriales; mucho más insistente y con mayor resistencia al fracaso que su hijo, llegó hasta las oficinas del escritor Walker Percy, quien tal y como relata en el prólogo de La conjura de los necios quedó fascinado y conmovido desde el principio.El libro finalmente se publicó en 1980 y en 1981 obtuvo el Pulitzer.
Published on April 15, 2011
La conjura de los necios es un libro lleno de humor e ironía. Fue una lástima que el autor se quitara la vida y nos dejara una herencia literaria tan corta.
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Es uno de los libros que está en mi cerro de pendientes de lectura, aunque ya lo tengo, lo cual lo aproxima a ser leído. 😉
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