La noche del sábado 5 de marzo, en Irlanda y Gran Bretaña, la organización World Book Night distribuyó gratis un millón de libros entre quien los quisiera. Se los regalaban a la gente, quienes podían escoger un libro de entre una lista de 25 títulos y luego les regalaban 48 ejemplares del mismo, para que pudieran repartirlos entre amigos y familiares. Se les rogaba que se los regalaran de maneras creativas e imaginativas y que hicieran todo lo posible por que el libro fuese leído y que no quedara guardado u olvidado.
El objetivo de esta iniciativa es incentivar la lectura en un mundo que ofrece distracciones como la televisión, la radio, Twitter y Facebook, según apuntó el editorial de The Observer en The Guardian:
When Polonius asks the distracted prince of Denmark: “What do you read, my lord?”, Hamlet’s answer is the perfect self-assertion of the sovereign reader: “Words, words, words.”
In the lovely seclusion of a book, our imagination finds both privacy and nourishment. A book becomes a passport to a free state without censorship or intimidation and in which our imagination rules supreme and uninhibited. Some readers compare their rendezvous with a book to a specially intimate conversation; a rereading is like meeting an old friend.
A book is also a seductive companion. You can take it on a train or plane, to the beach or even into the bath. Some married couples would more willingly go to bed with a new book than their loved ones. Every reader knows the thrill of ordering the latest title by their favourite author. Who has not enjoyed the guilty pleasure of first reading the book we bought as a present?
Varios escritores y artistas se hicieron presentes en la plaza Trafalgar para la apertura del evento que esperan, como proclama su nombre ambiciosamente, que el próximo año, esto pueda convertirse en una iniciativa mundial. Phillip Pullman, Margaret Atwood, Nick Cave, Edna O’Brien y Alan Benett, entre otros, leyeron y hablaron ante miles que se reunieron en la plaza, deseosos de obtener sus libros.
Veinte mil voluntarios distribuyeron los ejemplares en plazas públicas, pubs, hospitales y hogares para desamparados, donde el proyecto tuvo gran acogida. “Se asume que porque alguien no tiene un hogar, es analfabeta o no disfruta de la lectura”, dijo Libby Tempest, de la Biblioteca de Manchester.
El libro más solicitado fue Life of Pi de Yann Martel, ganador del Man Booker Prize del 2002 (un libro que por cierto, me han recomendado muchísimo). Entre los títulos seleccionados se encontraban títulos tan variados como Sin novedad en el frente de Erich Maria Remarque, El amor en tiempos de cólera de Gabriel García Márquez, El espía que vino del frío de John Le Carré, El asesino ciego de Margaret Atwood, entre otros títulos que incluían poesía, drama, novela, humor y títulos para todos los gustos.
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