Memoria y ripio
Desde 1992, cuando el país buscaba cómo reconstruirse después del trauma de la guerra, se convirtió en una constante por parte de numerosos artistas, escritores, académicos e investigadores, insistir ante las autoridades sobre la importancia de la inversión en cultura. El tema no era un capricho. La cultura es siempre uno de los primeros aspectos a destruir cuando ocurren conflictos bélicos, sean internos o externos, porque al hacerlo se ataca algo vital para debilitar al enemigo de turno: su identidad y su orgullo nacional. Insistir en la inversión en cultura en un país como El Salvador se hacía desde la esperanza que significó la firma de los Acuerdos de Paz, desde la idea de una nueva oportunidad para reordenar el estado de cosas de nuestro siempre atribulado país. La cultura podía ser una herramienta de acompañamiento imprescindible para la reconstrucción, sobre todo de nuestra estructura social y comunitaria. Una herramienta que podría servir para el reencuentro de nuestra gente a partir de la identificación de lo que nos une como nación y de lo que …

