Los ciclos despiadados de la historia
A veces, cuando me toca escribir esta columna, tengo muchos temas sobre los cuales me gustaría hablar. Hago listas de ideas que voy anotando, para que no se me olviden. Otras veces pareciera que no tengo nada que decir o, más bien, estoy como muda por dentro. Las palabras no brotan como yo quisiera porque hay asuntos que imponen silencio, asuntos ante los cuales, no se sabe qué decir. Hechos y eventos que nos abruman. Eso me pasó esta semana en que, al sentarme a seleccionar el tema de este texto, todo me parecía banal y frívolo, casi innecesario, en comparación con diferentes eventos mundiales y regionales, que veo acontecer.

