Gabinete Caligari

Bienvenidos al cambio climático

Kiribati es un archipiélago compuesto por 33 atolones y una isla volcánica, ubicado a 2,152 kilómetros al sur de Hawai, en el Océano Pacífico. Una de sus islas más conocidas es Kiritimati, el primer lugar poblado en el planeta en recibir el Año Nuevo.

El punto más alto de esta nación es de cuatro metros sobre el nivel del mar. En las diferentes islas viven poco más de 103,000 personas sobre 811,000 kilómetros cuadrados, lo que convierte al archipiélago en un lugar de alta densidad poblacional.

Desde hace algunos años, sus habitantes afrontan una situación cuya realidad ya no pueden ignorar: las islas se están inundando. Se estima que cada año el agua sube de nivel por lo menos 3.7 milímetros. Por la topografía de las islas, ese aumento del nivel del mar se traduce en varios metros de playa perdida por año.

Esto es grave para los habitantes de Kiribati, ya que la población se concentra en su totalidad a apenas un kilómetro del mar. Desde hace poco más de 15 años, sus habitantes se han acostumbrado a rehacer sus casas algunos metros tierra adentro, pero saben que los nuevos hogares son temporales y que más temprano que tarde, tendrán que moverse de nuevo. Hay gente que se muda cada tres años. Bienvenidos a la realidad: el cambio climático ha llegado.

Numerosos estudios han concluido que el Océano Pacífico es la zona más afectada a nivel mundial por el cambio climático. El derretimiento de los glaciares está aumentando el nivel del mar, un proceso que muchos estiman irreversible. La inundación de las islas de Kiribati es prueba de ello. No son el único lugar con problemas. Tuvalu, una pequeña nación vecina de Kiribati, está igual. Como también lo están las Islas Salomón y las Islas Marshall, todas ubicadas en el Pacífico Sur.

Creer que el cambio climático es algo limitado al aumento de las temperaturas y del nivel de las aguas, sería quedarse en una lectura superficial de la realidad. Si bien es cierto habrá que resolver problemas de carácter técnico y económico para adaptar la vida humana a la nueva realidad, también hay asuntos de carácter social y cultural que son de consideración.

Desde hace años, los gobernantes de estas islas están discutiendo con sus habitantes sobre las medidas que se deben tomar. Es evidente que dentro de relativamente poco tiempo, las islas ya no serán habitables y los pobladores tendrán que irse. El presidente de Kiribati, Anote Tong, busca territorios cercanos donde poder mudar a los kiribatianos. Está en negociaciones con Fiji para lograr la compra de seis mil acres de territorio. La otra alternativa sería que Fiji donara terreno a Kiribiti o que Fiji aceptara a los kiribatianos en calidad de refugiados.

Esta última idea no le resulta aceptable al presidente Tong. Piensa que el refugiado es una respuesta ante un suceso inesperado. Pero el cambio climático no sólo era esperado sino que su arribo es evidente. Él prefiere hablar de “desplazados climáticos” y lograr las condiciones para que su pueblo pueda migrar con dignidad, y no en situación de desventaja.

Aparte del esfuerzo sobrehumano que significa el desplazamiento de un pueblo completo a otro lugar, se plantean otras inquietudes. ¿Continuarán Kiribati siendo una nación al estar ubicada en territorio ajeno? ¿Cómo afectará el traslado en la continuación de las costumbres de la comunidad? ¿Se conservarán la cultura y la identidad kiribatiana? Tong trata de ser optimista y piensa que sí, pero se pregunta a qué costo y quién va a pagar por ello.

Decirle a la gente que debe abandonar el lugar donde ha vivido toda la vida no es fácil. Los mayores se resisten a la idea de dejar el lugar que los vio nacer, pero los jóvenes están conscientes de la realidad y aunque les parece una decisión dolorosa, no encuentran otra alternativa. Para los mayores, su identidad está muy marcada por el entorno en el que se vive, donde se le da mucha importancia al contacto con la naturaleza y al lugar donde descansan los ancestros. Es parte de su identidad. Pero el aumento del nivel del mar ha hecho desaparecer varios de esos lugares. Se teme que, al mudarse, las nuevas generaciones olviden o sincreticen sus tradiciones.

En una entrevista publicada en la serie “Sobre liderazgo” de The Washington Post en julio de este año, Tong manifestó que el cambio climático es el reto moral más grande que enfrenta la humanidad. Es algo que está poniendo a prueba los valores humanos. ¿Están los países del mundo listos para ceder parte de sus territorios a naciones más pequeñas para que se instalen allí? ¿Podrán los desplazados mantener su identidad y determinación como nación independiente? ¿Se aceptará a los kiribatianos pensando en el oportunismo económico o serán sus vecinos capaces de compartir lo que tienen? ¿Quiénes aportarán los millones de dólares para financiar la migración de más de cien mil personas, la construcción de nuevos hogares y el establecimiento de servicios? ¿Cuál será el aporte económico de las naciones más contaminantes del mundo para que esta, y otras naciones más, puedan reconstruir sus vidas en otros territorios?

Palau, Micronesia, Seychelles, las Maldivas y otras islas más están pasando por esta misma situación. Y también Bangladesh que, pese a estar en tierra firme, ve inundado un cuarto de su territorio después de los monzones que, cada año, incrementan su intensidad.

Según un estudio de la Comisión Económica para América Latina de Naciones Unidas (CEPAL), Centroamérica es una de las regiones del mundo más vulnerables a los cambios climáticos. Las tierras bajas serán cubiertas por agua. Para el resto, es posible que la temperatura aumente hasta en 4.2 grados centígrados y la lluvia disminuiría en un 28%. Todo lo cual se traducirá en una mayor intensidad de eventos extremos, como sequías y huracanes. ¿Existen planes nacionales para adaptarse y enfrentar los retos que el cambio climático nos impone? ¿Están nuestros países preparados para esto?

(Publicado en revista Séptimo sentido, La Prensa Gráfica, domingo 12 de octubre 2014. Foto para este post: isla de Butaritari, Kiribati, tomada por KevGuy4101 pubicada en Flickr con licencia Creative Commons CC BY 2.0).

2 Comments

  1. Roberto Antonio Ocón Guasndique says

    El cambio climático en la playa del Espino, no es nada extraño pasa en El Saslvador; te cuento que hace unos pocos años antes de la guerra la playa era extensa, durante la guerra sufrió unas reducción considerable, y lo que tú dices en el artículo que se mueven las construccionesn hacia tierra adentro, nos sucedio en la colocación del broquel del pozo y la fosa sanitarias, siempre se encontraban mas cerca del tumbo, lo qu tú dices el nivel del agua sube. Creo0 que hay un trabajo de oa UCA sobre esto. Saludos Roberto Ocón

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